El paisaje eterno
El sur del Aveyron es un impresionante conjunto de gargantas y mesetas calcáreas y un paraíso de biodiversidad
El Aveyron se encuentra en el sudeste del país, dentro de la región de Midi-Pirineos, al sur del macizo central francés. En 2011, su parte sur, fue declarada patrimonio universal de la humanidad por la Unesco, dentro de la lista de paisajes naturales culturales y evolutivos. Está a menos de cuatro horas en coche desde Barcelona y constituye una de las zonas de Francia, y probablemente de Europa, que mejor ejemplifican lo que significa la lucha por la conservación de un espacio natural que es, al mismo tiempo, el motor de la economía y del modo de vida de su gente y no exclusivamente un instrumento de desarrollo turístico. Además, tiene una de las muestras de biodiversidad más importantes del país, tanto en flora como en fauna.
Su especial orografía lo convierten en un paraíso para los amantes de la espeleología y la espeleología francesa nació en el Aveyron, de la mano del ingeniero Eduard Martel.
Un entorno natural de infarto que forman las gargantas que tres ríos, el Tarn, el Jonte y el Dourbie, han creado en un terreno calcáreo con sus correspondientes causses (mesetas) de Larzac, Noir y las del parque natural des Grandes Causses.
Gargantas de paredes verticales, salvajes e inmaculadas y mesetas de verdes praderas desnudas de árboles y con una de las densidades de población más bajas de Europa, con menos de un habitante por kilómetro cuadrado. Las gargantas más conocidas y visitadas son las del Tarn, que se pueden recorrer en kayak o a bordo de pequeñas embarcaciones de fondo plano patroneadas por bateliers. Se pueden hacer recorridos de unas pocas horas o bien recorrer las gargantas en un viaje de varias jornadas. En los ríos aveyroneses también se puede practicar la pesca de la trucha.
La mejor manera de conocer la abrumadora geología de la zona, además del paseo por alguna de las gargantas, es visitar el paraje de Montpellier le Vieux, en la meseta Noir, un laberinto de rocas ruiniformes que se pueden visitar con un trenecito turístico o bien a pie, por senderos muy bien señalizados y no muy exigentes físicamente, en itinerarios que