Modernismo apetitoso
Nuevas propuestas culinarias en Sant Pau Recinte Modernista y en la Pedrera
Modernismo y gastronomía son las palabras mágicas que atraen a los turistas. Unirlas es sin duda una buena estrategia. No lo han dudado quienes están al frente de dos de los puntos clave de la ruta modernista, el Sant Pau Recinte Modernista y la Pedrera, que han renovado su oferta gastronómica. Lo han hecho con propuestas que permiten picar algo, comer o cenar después de hacer la visita cultural o hacerlo accediendo directamente desde la calle, en un emplazamiento único.
Esta semana se ha presentado el programa que combina arquitectura y gastronomía en Sant Pau. Tras la visita libre o guiada a los jardines y los diferentes pabellones del antiguo hospital, obra de Domènech i Montaner, los visitantes pueden sentarse en el 1902 Cafè Modernista para tomar un vermut, hacer una degustación de quesos o pedir un desayuno de cuchillo y tenedor. Tras la barra de la cafetería, antiguas fotografías de las viejas cocinas donde en su día preparaban la comida para el hospital, recuerdan el pasado del lugar. En la carta, desde los embutidos de Sagàs (que elaboran en su finca del Berguedà el chef Oriol Rovira y sus hermanos) hasta unos huevos estrellados o capipota con garbanzos. La idea, según los responsables del grupo Sagardi, que lo gestiona –con la dirección de Jordi Castán y con el chef Marc Tarragona al frente de los fogones–, es presentar diferentes opciones que la gente puede reservar previamente. Se trata, en definitiva, de poner la guinda a la experiencia de la visita con una cocina popular acorde con el espacio. Estos días, además, se puede visitar en el pabellón Sant Rafael la exposición Family Meals (hasta el 8 de junio) del fotógrafo Chris Ferry, quien se trasladó a diversos países para recoger escenas de la co- mida en familia. En verano, cuando los jardines acogen conciertos, se instalan unas barras que ofrecen elaboraciones para picar y copas. Además, hay espacios que se alquilan en los que el mismo grupo Sagardi sirve catering.
También los turistas o los barceloneses que se acercan a la Pedrera tienen la posibilidad de disfrutar de la arquitectura gaudiniana sin renunciar a comer algo. En este caso, en El Cafè de la Pedrera, que abrió hace varios años y de cuya gestión ha empezado a ocuparse el cocinero Eugeni de Diego (ex Bulli y actual director de contenidos del Bulli Lab de Ferran Adrià). Su reto es lograr una oferta apetitosa sin intervención del fuego, por las limitaciones de las instalaciones. Para ello recurre desde a un buen jamón ibérico hasta encurtidos caseros, ahumados y otras preparaciones de calidad, que compra, además de las que preparan allí y en las que predomina el uso del roner para cocer a baja temperatura sin necesidad de fogones. En la carta, ostras al natural, un buen cebiche de corvina con un toque de sake o platos interesantes como el tartar de buey de mar o las alitas de pollo sobre la piel crujiente.
Además de estos dos puntos clave de Modernismo, restaurantes como Casa Calvet (Casp, 48),
Ostras, buen jamón y elaboraciones que se adaptan a una cocina que ha de buscar alternativa al fogón
que construyó Gaudí en 1899, El Asador de Aranda (Av. Tibidabo, 31) o Casa Fuster (P.º de Gràcia 132), de Domènech i Montaner, forman parte de la suculenta ruta modernista.