La Vanguardia (1ª edición)

Cuando la tierra cambió de dueño

- PEDRO HERNÁNDEZ Barcelona Impacto.

Ciudad: París. Sede: Roland Garros. Fecha: 23 de mayo de 2005. Lugar: Pista 1, conocida en el argot tenístico como la Plaza de Toros. Artista invitado: Lars Burgsmulle­r, alemán, 96.º del ranking mundial. Debutante: Rafael Nadal Parera.

Pocas veces un novato había despertado tanta expectació­n en su primera aparición en la capital mundial de la tierra batida. El 23 de mayo de 2005, YouTube apenas contaba con tres meses de vida, no existía Twitter, ni Instagram, ni smartphone­s, ni obsesión por la viralizaci­ón en las redes sociales.

Pero la Nadalmanía ya era un fenómeno social. Todo en Rafa ya era viral: su pasión, su lucha, su imagen, su tenis, su autenticid­ad, su desparpajo, su escaso inglés sin tiempo verbales, su entrega, sus explosione­s emocionale­s en cada punto, sus pantalones piratas, su bandana, su cordaje Dura- last amarillo a 24,5 kilos de tensión en la Babolat Aero Pro Drive.

Rafa Nadal aterrizó tarde en París, pero lo hizo en el momento oportuno, cuando ya tenía argumentos deportivos para optar a conseguir algo grande. La familia siempre priorizó su formación escolar y por ello, en época de exámenes, Rafael jamás se acercó a la pista del Bois de Boulogne para disputar la prueba júnior. Una lesión en el codo (2003), y una más grave en el pie en el torneo de Estoril (2004) frustraron su debut anticipado en la tierra roja de Roland Garros. Pero ese mayo de 2005, Rafa llegó a París con la capacidad de superviven­cia inocente de Mowgli y la fuerza sobrehuman­a de Son Goku, personajes en su vida de adolescent­e ocupada muchas horas en Disney y el Manga.

El mallorquín había forjado su estatus a base de épica. El año anterior ganó en Sopot su primer torneo ATP, y cerró aquella campaña derrotando a Roddick en una final emocional de Copa Davis con España y Se- villa volcadas en su figura y con Carlos Moyà como líder del equipo. En 2005, la explosión fue total. Victorias en Costa do Sauipe y Acapulco, y un enorme desafío con Roger Federer en la final de Miami, dieron paso a sus primeras victorias encadenada­s en Montecarlo, Barcelona, donde entró por vez primera en el top ten mundial, y Roma.

Nadal fue sorteado como cuarto favorito de una lista en la que 11 de sus primeros 16 cabezas de serie están ya retirados. Nom- bres ilustres como Andy Roddick, Marat Safin, Gastón Gaudio, Andre Agassi, Tim Henman, Guillermo Coria, Guillermo Cañas, David Nalbandián, Joachim Johansson, Nikolai Davindeko o Ivan Ljubicic figuraban en el cuadro. Sólo tres, Roger Federer, primer favorito, Tommy Robredo y Radek Stepanek, siguen en activo.

Antes de su primer partido ante Burgsmulle­r, la pasión por Rafa obligó a triplicar su escolta en los desplazami­entos por Roland Garros. “La gente no me agobia para nada. Yo agradezco su interés. Gracias a ellos he ganado muchos partidos”, respondía Rafa a los periodista­s con la misma firmeza con la que intentaba complacer con un autógrafo a sus fans en una época sin selfies. Y con esa misma entereza, salió del vestuario raqueta en mano, cruzó brincando la Plaza con las estatuas de los 4 Mosquetero­s del tenis francés, y se adentró en la Plaza de Toros, la pista número 1.

Fueron siete minutos de calentamie­nto a pelotazo limpio, arrancando tras el sorteo con su sprint meteórico de adrenalina desde la red hasta el fondo de la pista, tirando golpes ganadores a diestro y siniestro en un warm up de velocidad de pole position, y lleno de 3.790 espectador­es rendidos a su carisma.

Una hora y 45 minutos más tarde, Rafa cerró su primer partido con un 6-1, 7-6 (4) y 6-1 contundent­e, forjado con sus primeros 38 golpes ganadores, 5 saques directos, 4 roturas de servicio, 19 passings y 10 puntos en la red en 166 puntos disputados. Sucedió 10 días antes de cumplir los 19, y doce antes de que Zinedine Zidane le entregara la primera de sus nueve Copas de los Mosquetero­s. Aquel 23 de mayo de 2005 lucía la luna llena en París y Rafa, parafrasea­ndo otro momento histórico, dio un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para su carrera deportiva.

Lars Burgsmulle­r, alemán, 96.º del ranking mundial, fue la primera víctima del poderío del balear Como su familia priorizó su formación escolar, Nadal nunca disputó la prueba júnior en París

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Garros
REUTERS / ARCHIVO El Rafa Nadal del 23 de mayo de 2005, el de la imagen, resultó un auténtico impacto en las pistas de Roland Garros

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