¡Más formación profesional!
Todos los escenarios examinados muestran de modo contundente que la competitividad de la economía catalana exige políticas valientes de impulso de la formación profesional. Sería muy deseable que Catalunya contara en el 2024 con 180.000 alumnos de FP, incluidas las enseñanzas profesionalizadoras y las personas que las cursan a tiempo parcial. Este es el doble llamamiento ante una situación durísima que hacen los economistas Lola López, Pere Lleonart y Josep Francí, desde la Revista Econòmica de Catalunya –del Col·legi d’Economistes–, que acaba de salir. Tras un análisis muy esmerado llegan a la conclusión de que es urgente romper ya la tendencia que siguen los estudios en el país. Así, mientras en la UE-27 la distribución de la calificación en la población activa entre los que tienen ESO y menos, bachillerato y FP y formación superior es 22%-48%30%, en Catalunya es 43%-23%-34%. Como vemos, no se parecen en nada. Y eso es un grave problema. ¿Cómo acercarnos a una distribución más parecida a la europea, que supone menores niveles de paro? Nos sobra gente arriba y abajo y nos falta en el medio. Los economistas citados dicen que hace falta luchar contra un aspecto cultural –aquí todavía creemos poco en la vinculación entre FP y competitividad–, desplegar urgentemente y hacer efectivas las correspondencias entre los títulos de FP y los certificados de la formación ocupacional, y, por último, estimular proyectos de trabajo conjunto entre centros que imparten FP y empresas, siempre en ámbitos territoriales concretos. Son buenas recetas a las que habría que hacer mucho caso.