La crono de Contador
El madrileño sobrevuela la crono y machaca a sus adversarios
Tras superar una lesión en el brazo, y una caída múltiple que le hizo perder la maglia rosa, el ciclista de Pinto aprovechó la contrarreloj para sacar dos minutos de ventaja y dar así un golpe que puede ser definitivo a sus competidores.
Era la contrarreloj más larga del Giro desde 2009. Casi 60 kilómetros con un puerto de cuarta por el camino y otras subidas no puntuables. Encima, con lluvia y suelo resbaladizo. Un reto mayúsculo que todo aspirante a la victoria en la corsa rosa debía superar con una nota alta. Y lo hizo Alberto Contador, 32 años, impecable actuación la suya. Dominio imperial sobre todos sus adversarios, acogotados ante la exhibición del ciclista de Pinto decidido a recuperar la maglia rosa perdida de forma accidental el viernes y conjurado para llegar a Milán con el distintivo de los campeones. Contador marcó el tercer mejor crono del día (ganó Vasil Kiryienka, con Luisle Sánchez segundo a 12 segundos) y dio la impresión de que incluso podía haberse llevado la etapa si ese hubiera sido su objetivo primordial. Pero lo importante era la renta sobre Fabio Aru, el escalador sardo que se le estaba subiendo a las barbas; lo que contaba era mantener a raya al campeón colombiano de contrarreloj, Rigoberto Urán. El objetivo era machacar a Richie Porte, que arrancó de Sanremo con pretensiones de victoria y ahora mismo está mentalmente destrozado.
Como siempre sucede cuando un competidor es claramente superior en una cronometrada de distancia Champions, los segundos fueron cayendo del lado de Contador con regularidad, de forma pertinaz. Alrededor del kilómetro 15 (las referencias oficiales eran un caos) la maglia rosa sobre las espaldas de Aru era un reliquia del pasado, mientras Porte y Urán aún cedían más. Sobre el 35, el italiano perdía 1m45s con Contador. El rival colombiano estaba a 1m55s y el australiano del motorhome se dejaba ya más de dos minutos. En fin, en la meta el castigo fue contundente. Aru perdió 2m47s sobre Contador, Urán se dejó dos y medio y Porte, absolutamente desmoralizado por sus fatalidades de días anteriores, no rindió a su nivel. Se halla ya a casi nueve minutos del líder. Sobre el papel, incluso faltando toda la montaña, son diferencias insalvables para los rivales de un Contador que atesora más experiencia. Ahora más que nunca deberá tirar de equipo y mantenerse a la expectativa. Que ataquen ellos, a ver hasta dónde llegan.
“Para mí ha sido una sorpresa”, señaló Contador. “He ido regulando en todo momento, siempre con buenas sensaciones. Me he centrado en la general y cuando he alcanzado a Landa (salió 3 minutos antes y fue engullido poco antes de medio recorrido) me he sentido fortalecido”. Contador se quejó de un “tremendo dolor de piernas” pero su gesto era de plena satisfacción. Después del susto del día anterior ha recuperado el mando, ha despejado el camino hacia Milán y tiene en su mano el Giro, seguramente el último de su carrera. A pesar de su dominio rechazó comparaciones con Indurain: “No soy como él; él lograba mayores diferencias en la crono. Sé que podría defenderme, pero a mí me gusta atacar y a veces la mejor defensa es un ataque. Y sería un error enorme correr ahora pensando en el Tour.”
Quedan seis etapas y de entrada, hoy mismo, una enorme jornada de montaña. Los Dolomitas están en el horizonte inmediato: 165 kilómetros hasta Madonna di Campiglio, aunque la clave del día será seguramente lo que ocurra antes, en el Passo Daone, a 40 kilómetros de la llegada, y tanto podría ser en la subida, como en el descenso. Madonna di Campiglio forma parte de la historia del Giro porque fue aquí donde, el 5 de junio de 1999, Marco Pantani fue expulsado de una carrera que tenía ganada y empezó el descenso del Pirata a los infiernos.
Tercero de la etapa que ganó Kiryienka, Contador ha alejado a Fabio Aru a casi dos minutos y medio “A mí me gusta atacar, sé que podría defenderme, pero a veces la mejor defensa es un ataque”