Necesitamos tiempo
La sala de cine está casi llena, van llegando los últimos rezagados. Veo entrar a un ritmo muy lento a un señor de avanzada edad (seguramente con algún tipo de enfermedad que afecta a su movilidad) acompañado de una señora. Después de poder avanzar apenas dos metros en unos dos minutos, se apagan las luces y se dispone a empezar la película; en ese momento el acomodador se acerca a la pareja con una linterna para facilitar el camino y, llegados a las escaleras después de varios minutos, el chico les pregunta: “¿Necesitan que les ayude?”. A lo que la señora responde: “Lo único que necesitamos es tiempo”.
Me conmueve, me emociona, me hace pensar sobre nuestra manera de vivir, sobre cómo a veces el hecho de tener un ritmo o una manera de funcionar diferente al de la mayoría llega a ser objeto de burla o de discriminación por parte de muchos. Me hace pensar sobre la necesidad de revisar nuestro ritmo de vida (marcado, al fin y al cabo, por las necesidades del sistema) y nuestra egoísta mirada sobre los demás, pensando en cómo esta puede llegar a afectar a la vida de las personas.
GISELA JIMÉNEZ OCAÑA
Barcelona