Claves del personaje, según Morozzo
Óscar Romero era una persona humilde, frágil (tenía tres confesores y dos psicólogos), siempre dudaba pero cuando tomaba una decisión iba hasta el final. -Tenía una gran cultura, predicaba muy bien y su palabra fascinaba (se hizo famoso por las emisiones de radio donde además de la homilía con comentarios bíblicos daba noticias que la prensa del régimen censuraba). -Era un gran patriota, salvadoreño, latinoamericano, pero ligado a la Santa Sede. -Le influyó mucho el asesinato de su amigo el jesuita Rutilio Grande. Desde aquel día no quiso salir más en público con los militares. Abominaba de los totalitarismos. Fue una conversión pastoral. -Aceptó una muerte inminente. Le ofrecieron marchar del país y respondió: “Un pastor no huye”. Pasaba miedo por las noches en la casita del conserje del hospital donde vivía solo. Fue un mártir. Lo pudieron matar en cualquier momento pero eligieron hacerlo durante la misa. -La frase “si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño” es apócrifa. No creo que la pronunciara. No se sentía un profeta mesiánico. Ha habido intentos para capitalizar su figura. La idea del papa Francisco es que hay que ir al pueblo y que esta debe ser la actitud de la Iglesia, como los curas de las villas miserias de Buenos Aires. Bergoglio había organizado un equipo de 30 curas en la periferia de Buenos Aires. Quería que la Iglesia estuviese con los pobres y no con los ricos. La Iglesia de hoy debe estar cerca del pueblo y no encerrada en las sacristías.
¿Por qué en el islam no surgen más líderes y portavoces contra la violencia, en la línea de Romero?
En el mundo islámico hay menos individualidades que en Occidente. Y ha tenido una evolución cultural distinta. No ha conocido la Ilustración, ni las revoluciones burguesas ni el drama de los totalitarismos. El islam es un mundo más antiguo. Hay muchas personas buenas, honestas, generosas, pero no hay grandes figuras. en Egipto he conocido a representantes musulmanes que defienden los derechos humanos, que se oponen a la pena de muerte, quizá contra la voluntad de la mayoría. Es un movimiento con un ritmo histórico diferente.