Nueva pirueta estilística
La última obra referencial que firmó el antiguo héroe mod data de 2008 y se titulaba 22 Dreams. En aquel álbum, Weller desconcertó a más de uno por sus innovadoras inquietudes musicales y de grabación. Hace tres años volvió a rozar la excelencia con el también inquieto Sonik kick, y ahora sube un escalón más con esta admirable recensión de esos desvelos artísticos y, a la vez, una nueva muestra de esa encomiable búsqueda.
En Saturns Pattern los ecos musicales son múltiples, algunos de ellos incluso identificables, como en I’m where I should be, una magnífica balada que no hubiera desentonado en el Damon Albarn más melancólico, o en Phoenix, donde el músculo puede sonar a Tamle Impala pero el to-
Paul Weller no vocal es del Weller cosecha Style Council. Todo ello certifica que en esta espectacular redefinición de su propuesta musical de estos últimos años, el glorioso músico británico no ha perdido ni un ápice de su identidad artística. Ninguna broma: en sus primeras etapas musicales en The Jam y Style Council, Weller se caracterizó por sus memorables virajes estilísticos, desde la rítmica mod a un elegante pop vocal con todo lo que cabe dentro de esos dos extremos. Luego, en su potente carrera en solitario, el rock se convirtió en su indeleble seña de identidad sonora, hasta ahora, con este ejercicio saturniano. Aquí no ha tenido reparos en visitar sonoridades hasta ahora desconocidas como el krautrock o insólitas instrumentaciones en su prolongada carrera.
Brandon Flowers
THE DESIRED EFFECT