La Vanguardia (1ª edición)

EL EPO TAJE

-

do por el entrenador. Ancelotti firmará segurament­e el finiquito a principios de la semana que viene. Salvo sorpresa será el noveno entrenador caído en doce temporadas.

Para la tarea de la reconstruc­ción el hombre mejor colocado ahora mismo es Rafa Benítez, formado en la casa pero de recuerdo poco grato en el madridismo y que ha confesado que sus equipos del alma son el Liverpool y el Valencia, donde se las tuvo tiesas con los blancos.

Nada nuevo bajo el sol de un club de autor. El Madrid fue en su día la obra de Santiago Bernabeu y ahora lo es de Florentino Pérez, un presidente con un poder omnímodo que ejerce a la vez de secretario técnico, que elige entrenador, le impone el sistema de juego y le da la lista de las altas y las bajas en la plantilla, todo ello en base a sus corazonada­s y siempre más por criterios comerciale­s que deportivos, convencido de la necesidad de fichajes millonario­s para expandir la marca Real Madrid a modo de cruzada planetaria como único método de superviven­cia. Se diría que su lema es “O se es galáctico o no se es nada”.

Pero la fiabilidad del método se da de bruces con los resultados. En las doce temporadas en que Florentino Pérez ha estado al frente del club (del 2000 al 2015, con el paréntesis de las dos temporadas y media de Ramón Calderón y la media de Vicente Boluda) el club ganó sólo siete de los 36 grandes torneos disputados: dos Champions (2002 y 2014), tres Ligas (2001, 2003 y 2012) y dos Copas del Rey (2011 y 2014), con un promedio de títulos del 19,4%, inferior al de presidente­s como Lorenzo Sanz o el propio Calderón, por encima del 20%, o Bernabeu, con más del 30%. Con el fracaso de esta temporada, el club suma una sola Liga de las últimas siete, el segundo lapso mayor de su historia.

Nada de todo ello le ha llevado a los gestores del Madrid a ejercer la menor autocrític­a. De hecho, apenas hay contestaci­ón social organizada, salvo los muy minoritari­os grupos Plataforma Blanca y Valores del Madridismo, que sólo se dejan escuchar en la asamblea anual de socios. No hay asomo de una candidatur­a de oposición porque Florentino hizo de los estatutos un traje a medida. Para optar a la presidenci­a hay que tener 20 años de antigüedad de socio y desde 1990, por ley del deporte, presentar un aval con tu patrimonio personal del 15% del presupuest­o anual del club. Florentino llegó a la presidenci­a en su segundo mandato (2009) sin necesidad de urnas. No tuvo rival. Como tampoco lo tuvo cuando revalidó mandato, cuatro años después. Durante gran parte del mandato de Florentino no ha habido contestaci­ón social en el Bernabeu, un estadio que muchas veces ha vivido callado, lejos de las escandaler­as de los tiempos de Calderón. Y qué decir de las asambleas. En la última, el 21 de septiembre, el presupuest­o pasado y el presente fueron aprobados con 888 votos a favor y dos en contra. Para entender este panorama hay que remontarse al club que se encontró Florentino Pérez cuando asumió su primera presidenci­a en el 2000. Bajo el mandato de Lorenzo Sanz el equipo había levantado la octava, pero semanas después Florentino ganó las elecciones de la mano de los 60 millones de euros gastados en Luis Figo, comprado al Barcelona con un aval personal del dueño de ACS. El club que encontró Florentino estaba amenazado de quiebra. Algunos pagos se hacían en billetes metidos en una bolsa de El Corte Inglés, los bancos habían cortado la financiaci­ón y el club trataba de fichar con pagarés (lo que algunos no aceptaron y acabaron fichando por otros equipos, como Finidi por el Betis, Flavio por el Depor o Matias Almeyda por el Sevilla), el Bernabeu necesitaba un lavado de cara y la ciudad deportiva de La Castellana (orgullo de Bernabeu) tenía las instalacio­nes obsoletas.

Florentino Pérez puso los cimientos del futuro. Se ganó al mundo empresaria­l con la incorporac­ión a la directiva como vicepresid­ente de Fernando Fernández Tapias, y de la banca con Juan Abelló. El dinero comenzó a fluir. Con la recalifica­ción de la vieja Ciudad Deportiva trajo un crack por año: Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham. Todo funcionó hasta el despido de Del Bosque en el 2003. Tres años después, en febrero del 2006, dimitió “por haber malcriado a los jugadores”. Volvió en el 2009 por aclamación tras el turbulento periodo de Calderón. “La gente me pide que fiche a todos los galácticos de golpe”. Llegaron Cristiano, Kaká y Benzema. Luego Mourinho, que en tres años dividió al madridismo como nunca. Con Ancelotti llegaron Bale y James. Mucho ruido y pocas nueces, salvo la décima. En total Florentino se ha gastado 1.160 millones. El club ingresa más que nunca, tiene una magnífica ciudad deportiva pero no acaba de encontrar estabilida­d a su modelo deportivo. El próximo año lo intentará con el mismo jefe en el palco.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain