Rosa Maria Malet
DIRECTORA DE LA FUNDACIÓ MIRÓ
La Fundació Miró, que celebra la semana que viene el 40.º aniversario de su apertura de puertas, se replantea sus objetivos de futuro y apuesta por dar una mayor centralidad a la figura y la obra del artista que lleva su nombre.
El 10 de junio de 1975 abría sus puertas en Montjuïc el Centro de Estudios de Arte ContemporáneoFundació Joan Miró. La Vanguardia le daba la bienvenida en la portada y en sus páginas interiores, ilustradas con fotografías de Català-Roca, Maria Lluïsa Borràs le dedicaba un entusiasta artículo en el que celebraba “una de las obras maestras de este maestro de la arquitectura actual (Josep Lluís Sert)”, que –no se equivocaba– “figurará en los tratados de la especialidad”, y hablaba de un centro de una ambición “ilimitada” cuyas puertas estarían abiertas a la investigación artística, pero también al cine, el vídeo, el teatro o la música... Barcelona era entonces un terreno yermo para el arte contemporáneo y durante mucho tiempo la Miró fue la única puerta de entrada para las nuevas tendencias, sinónimo de experimentación y riesgo; el escenario desde el que muchos de los creadores hoy consagrados se dieron a conocer.
Cuarenta años después, el paisaje museístico de la ciudad ha cambiado radicalmente, y la Fundació Miró se replantea su papel proyectándose hacia un futuro en el que la figura y la obra de Miró –aquello que lo diferencia y lo ha convertido en un referente internacional– tendrá más prota- gonismo y ocupará un lugar de mayor centralidad. A las puertas de su 40 aniversario –el próximo miércoles, con una jornada festiva abierta a la ciudad, desde las 17 a las 23 horas–, el centro proyecta una remodelación de su colección permanente que, según el proyecto en el que trabaja actualmente, supondrá la reubicación de las salas temporales, actualmente en la planta baja, que pasarán a estar dedicadas monográficamente a Miró. La presencia del artista no sólo se verá reforzada por un espacio más generoso sino que también estará mejor representado gracias a la decisión de la familia Miró de dejar en depósito permanente una veintena de obras de diversas épocas. Además, en la nueva presentación, que se dará a conocer en la primavera del 2016, quedará integrada en el discurso la importante colección del japonés Kazumasa Katsuta, que actualmente ocupa una sala específica separada del resto.
Para la directora de la Fundació Miró, Rosa Maria Malet, se trata de una evolución lógica. Las 14.000 piezas que conforman su colección convierten el centro en “un referente mundial para todo aquel que quiera estudiar la obra de Miró u organizar una exposición. Llevamos años trabajando en reforzar ese aspecto idiosincrático, con iniciativas que van de la digitalización del material para ofrecer un catálogo razonado en línea a la creación de la Cátedra Miró... Dar un espacio de mayor centralidad a la colección no significa un cambio radical sino que forma parte de toda una secuencia”. Rosa Maria Malet advierte, no obstante, que este cambio no va a significar en absoluto que se vaya a renunciar a las exposiciones temporales. “El espíritu de Miró siempre fue del riesgo hacer tendencia, y eso seguirá siempre presente”.
A lo largo de estos cuarenta años la Fundació Miró ha organizado 356 exposiciones y ha sido visitada por más de 13 millones de personas, lo cual le ha permitido
La institución celebra el miércoles su 40.º cumpleaños con una jornada festiva Alfons Borrell, el objeto en la obra del pintor e Ignasi Aballí, en la nueva temporada