Iñigo Urkullu
LEHENDAKARI
Urkullu hizo ayer una autocrítica valiente en nombre del Gobierno vasco por la “falta de sensibilidad” hacia las víctimas de ETA y les pidió perdón por la desatención institucional sufrida especialmente de los setenta a los noventa.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, reconoció ayer que las instituciones vascas “llegamos tarde a la sensibilidad y respuesta que merecían las víctimas” del terrorismo y que debieron “reaccionar antes y hacerlo mejor”, lo que merece “una autocrítica expresa y una solicitud de perdón”. “Faltó inteligencia emocional”, añadió.
Las palabras de Urkullu fueron valoradas positivamente por la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, que dijo que el líder del PNV había sido muy valiente al pedir perdón y que su actitud “reconforta” y, además, supondrá un “antes y un después” en las relaciones de la asociación con el Gobierno vasco.
El lehendakari inauguró ayer en San Sebastián la jornada Víctimas del Terrorismo y Sociedad, donde tras reconocer que “hasta principios de los años 90 se produjo un vacío con la causa de las víctimas” pidió perdón por ello en nombre del Gobierno Vasco “a todas las víctimas del terrorismo, especialmente a las producidas en las décadas de los 70, 80 y 90”. “Debimos hacerlo mejor, porque en los años siguientes, a partir de los 90, ocurrió a menudo que la intensidad de la división política desdibujó la unidad en la solidaridad con las víctimas y el rechazo a la violencia. Algo que, de manera injusta, inaceptable, hoy todavía sucede”, añadió.
Urkullu insistió en pedir “perdón por la desatención institucional que en ese momento padecieron las víctimas del terrorismo de las distintas ramas de ETA; así como también las víctimas del GAL, Batallón Vasco Español o grupos similares”. Además, el lehendakari aseguró que su ejecutivo quiere iniciar una nueva etapa en materia de víctimas, asentada sobre tres pilares: “una reflexión autocrítica, la determinación de defender un mínimo ético y la voluntad centrada en el objetivo de unir”.
En su opinión, a partir de los años noventa se inició un camino de “mejora progresiva” de las políticas de víctimas y hoy, aunque ya no existe la amenaza del terrorismo de ETA, existe “el temor a que la construcción del futuro se haga sobre la base de la desfiguración