Las gasistas y petroleras piden acabar con las ayudas al carbón
El lobby energético exige un mismo precio aplicable en todo el mundo
París. Corresponsal Las multinacionales de la energía quieren que se defina un precio internacional que limite la competencia del carbón. En el XXVI Congreso mundial del gas que concluye hoy en París, los directivos de seis grandes compañías petroleras occidentales –BG Group, ENI, British Petroleum, Royal Dutch Shell, Statoil y Total–, han apelado a los estados “a tener en cuenta el papel esencial que el gas natural y la fijación de una tarifa del carbono pueden desempeñar para satisfacer de forma más sostenible la demanda mundial de energía”.
A seis meses de la celebración de la cumbre internacional del clima de París, y ante el avance del carbón, que gana mercado por doquier en la producción de electricidad a causa de su bajo precio, los magnates del sector han pedido que la conferencia de diciembre dé lugar a “mecanismos de tarificación del carbón que se apliquen en todos los países del mundo”. Más de 3.000 delegados de empresas e instituciones de 80 países han participado en la presente edición del congreso del gas, que se celebra cada tres años, y que busca “posicionar el gas en la agenda mundial”, explica Antoni Peris, presidente de Sedigas, la asociación que representa al sector del gas español.
“Si queremos bajar los niveles de emisiones, hay que poner en valor el coste de la tonelada de CO porque el mundo tiene planes para reducir emisiones, pero económicamente no hay ninguna señal que lleve a esa reducción, y por eso se da la paradoja de que, tras haber realizado inversiones muy grandes en renovables, Europa emitió el año pasado más CO que el año anterior, porque el precio del carbón bajó sensiblemente”, explica Peris.
La tonelada de CO vale entre 5 y 8 euros, cuando en realidad debería estar entre 30 y 40 euros. “Naturalmente, para nosotros la solución es promover el uso del gas”, cuyas ventajas son la menor contaminación y su condición de soporte de la variabilidad de las energías renovables, explica.
El gigante ruso Gazprom, que administra las mayores reservas del mundo, presentó en el congreso su nuevo gasoducto Turkish stream, el caramelo que agita ante las dudas de Bruselas y Berlín por la estrategia de Estados Unidos enfocada a separar a la Unión Europea de su principal suministrador energético mediante el conflicto de Ucrania.
Mientras en el avispero de Oriente Medio los intentos de salir del caos heredado de la última gran campaña mi- litar occidental empujan a un deshielo con Irán, desde este país se ha anunciado que podría utilizar ese gasoducto ruso para transportar su combustible hacia Europa, lo que incrementa el atractivo del proyecto ruso.
Por razones de su dependencia político militar con Estados Unidos, a través de la OTAN, la Unión Europea quiere “diversificar” su dependencia del gas ruso que, con unas relaciones normalizadas con Rusia y una estructura de seguridad continental integrada, sería un negocio redondo de gran complementariedad. Peris, de Sedigas, dijo ayer, refiriéndose a Rusia, que “no tiene sentido prescindir de quien tiene las mayores reservas del mundo y está al lado de tu casa”. Al mismo tiempo, España, que recibe el gas de Argelia y dispone de una infraestructura de regasificación muy importante en sus puertos, obtiene con esta crisis en Europa oriental puntos y argumentos para desarrollar con todo su potencial la interconexión gasística con Europa.
“La crisis ha puesto de relieve que España tiene que formar parte de la cadena de diversificación de suministros, en ese sentido no nos viene mal”, comentó ayer Peris.
El presidente de Sedigas se entrevistó ayer con el comisario europeo de Energía , Miguel Arias Cañete. “La Unión Europea está redefiniendo su estrategia de suministro y en ese contexto queremos situar a España como puerta de entrada de gas a Europa”, concluyó Peris.
El bajo precio del carbón supone una competencia que daña los márgenes de las petroleras y gasistas