Del ábaco al CashDro

En el edificio inteligente que la multinacional leridana ICG Software tiene en Torrefarrera, una de las primeras salas que visitan los clientes es un museo del Cálculo, un espacio donde se exhibe una colección de calculadoras que Andreu Pi i Pocurull, presidente fundador, ha acumulado en los últimos treinta años. Hay un ábaco antiguo, viejos cuadrantes, las primeras calculadoras mecánicas, las primeras registradoras, y los primeros dispositivos informáticos. El recorrido culmina con el último modelo del CashDro, revolucionaria caja registradora que ICG lleva fabricando en Lleida desde hace más de un cuarto de siglo y que se utiliza en todo el planeta, de Tokio a Las Vegas, Madrid, Montevideo, Berlín o Pekín.

Andreu Pi llegó a Lleida con vocación comercial pero pronto entendió que había que fabricar para vender. Hace 30 años de aquellos inicios pero hoy los productos de ICG tienen éxito porque son de uso táctil, se innovan a menudo y se adaptan a la moneda, al idioma o al sistema fiscal de los diferentes establecimientos, ya sea un club de golf, un restaurante, una boutique, o una sala de cine. Como con el ábaco, pero sin equivocaciones, CashDro siempre cuadra.

En la Seu Vella de Lleida controlan el flujo de visitantes y las ventas de gadgets con un CashDro, ejemplo de implicación de una empresa con su territorio. Ayer, Andreu Pi llevó sus maravillas táctiles a los muros de la vieja catedral para celebrar 30 años de empresa, con música y cava. Están en el mejor momento. Las ventas de ICG Software superaron en 2014 los 18 millones de euros. El ábaco del siglo XXI tiene sello de Lleida.