El escarabajo sagrado
LUXOR es una encantadora ciudad a orillas del Nilo, que se levantó sobre las ruinas de la ciudad de Tebas, la que fue capital del imperio nuevo del antiguo Egipto. Allí se encuentra el templo faraónico de Karnak, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, en cuyas inmediaciones se produjo ayer un atentado suicida que ha disparado las alarmas en el país. Según el ministro de Antigüedades, la policía dio el alto a tres sospechosos que intentaban entrar en el recinto y uno de ellos activó la chaqueta forrada de cargas explosivas que vestía y murió en el acto. Otro miembro del comando yihadista fue abatido por la policía y un tercero resultó gravemente herido. Al parecer, el objetivo podría ser un autocar de turistas, ya que la explosión se produjo en el aparcamiento situado junto al templo. Hace dieciocho años, Luxor se sobresaltó con un atentado en el templo de Hatshepsut, que costó la vida a sesenta turistas, en su mayoría suizos y japoneses.
Los terroristas no consiguieron su objetivo, pero es indudable que estos hechos dañan el negocio turístico, en vísperas del Ramadán y a las puertas de la temporada estival. La inseguridad del país ha hecho descender en casi seis millones el número de visitantes en cinco años, y aun así el turismo supone el 11% del PIB y emplea a uno de cada ocho trabajadores en Egipto.
En una visita de Estado, la reina Sofía fue invitada en su día a dar siete vueltas alrededor del gran escarabajo de granito rosa de Karnak, que representa a Jepri, el dios sol, porque aseguran que este ritual trae buena suerte, cosa que hizo con convencimiento. Ayer el escarabajo sagrado estuvo casi tan atento como la policía del país, que ha incrementado su presencia en los conjuntos arqueológicos por orden del presidente Al Sisi, que gobierna Egipto con mano de hierro.