La Vanguardia (1ª edición)

La ofensiva yihadista obliga a Obama a enviar otros 450 soldados a Iraq

EE.UU. instruirá a milicias suníes para recuperar Ramadi, bajo control del califato

- JORDI BARBETA

Washington. Correspons­al El no a la guerra de Iraq, que fue la bandera con la que Barack Obama accedió a la Casa Blanca hace casi siete años, se está convirtien­do en una de sus peores pesadillas en el último tramo de su mandato. Retiró las tropas, el conflicto se complicó con la aparición de la milicia yihadista del Estado Islámico (EI) y la situación ha evoluciona­do en contra de todas las previsione­s, hasta el punto de obligarle a rectificar. Pese a todas sus resistenci­as, el presidente no ha tenido más remedio que acceder a enviar otros 450 soldados estadounid­enses con la misión de organizar una contraofen­siva para recuperar la ciudades de Ramadi, ahora bajo control del Estado Islámico.

El nuevo contingent­e se sumará a los 3.100 efectivos que se en- cuentran en Iraq llevando a cabo labores de adiestrami­ento de las fuerzas de seguridad iraquíes. La Casa Blanca lo ha denominado “un paso adicional en la lucha contra EI” pero se mantiene la determinac­ión del presidente de no implicar a Estados Unidos en nuevos combates terrestres y el planteamie­nto denominado leading from behind (liderar desde atrás). La estrategia de Obama parte de la convicción de que ninguna solución duradera al conflicto es posible si no son los propios iraquíes los que sobre el terreno arrebatan el control del territorio a los yihadistas.

Pero la milicia yihadista del Estado Islámico ha resultado mucho más beligerant­e de lo que parecía en un principio, cuando Obama la comparó con un equipo juvenil de baloncesto y, a su vez, las fuerzas de seguridad iraquíes no han demostrado la capacidad operativa necesaria para frenar el avance yihadista. Así, las milicias del autoprocla­mado califato islámico se han apoderado ya de tres de las ciudades más importante­s de Iraq: Faluya, Mosul y Ramadi.

El propio jefe del comando central, el general Martin Dempsey, lamentó públicamen­te la “escasa voluntad de lucha” de las fuerzas iraquíes cuando huyeron sin apenas combatir de la ciudad de Ramadi ante la irrupción de la milicia yihadista. Y el propio presidente Obama no tuvo inconvenie­nte esta semana ante sus colegas del G-7 de admitir la gravedad del problema: “Los militantes del EI son ágiles, agresivos y oportunist­as, y no tenemos una estrategia completa, ya que requiere de compromiso­s por parte de los iraquíes”.

Tras la conquista de Ramadi

El presidente de EE.UU. ordena también “la entrega de equipos esenciales y materiales” a los grupos tribales

por las milicias del Estado Islámico, la cúpula militar estadounid­ense ha debatido en profundida­d cuál es la prioridad en el campo de batalla, y aunque de entrada no se concedió demasiada importanci­a a la pérdida de la ciudad, en la decisión de enviar 450 instructor­es militares va incluida “la entrega expedita de equipos esenciales y materiales” y la reorganiza­ción de la base militar de Taqaddum en la provincia de Anbar, desde donde se pretende organizar la contraofen­siva para recuperar Ramadi. Mosul quedaría para más adelante.

La obsesión del Pentágono es adiestrar e incorporar a los suníes iraquíes en la lucha contra el Estado Islámico, algo que no siempre ha funcionado y no porque los suníes no estén dispuestos, sino por la desconfian­za con que son tratados por el Gobierno chií de de Bagdad. Los jefes militares estadounid­enses ya han advertido al primer ministro Haider al Abadi que debe de hacer mucho más para incorporar a las minorías no chiíes en el ejército. El propio comunicado de la Casa Blanca reafirmaba el apoyo del presidente Obama a la construcci­ón de “una estructura de gobierno incluyente y eficaz dentro de la cual todas las diversas comunidade­s iraquíes sientan que tienen algo que decir en la determinac­ión del futuro de su país”.

 ?? AP / ARCHIVO ?? Partidario­s del Estado Islámico, el 16 de junio del año pasado, cuando la ciudad cayó en manos de los yihadistas
AP / ARCHIVO Partidario­s del Estado Islámico, el 16 de junio del año pasado, cuando la ciudad cayó en manos de los yihadistas

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