La Vanguardia (1ª edición)

Cinco patriarcas abordan en Damasco el drama de los cristianos

- TOMÁS ALCOVERRO

Beirut. Correspons­al Los tres patriarcas de Damasco –el grecoortod­oxo, el grecocatól­ico y el siriaco ortodoxo– se reunieron el martes con el patriarca maronita Rai, procedente de Beirut, y el siriacocat­ólico residente en la capital libanesa. El trasfondo de la reunión: el martirio que sufren los cristianos por la guerra y el Estado Islámico.

Siria fue uno de los centros más brillantes del cristianis­mo de Oriente. Cuando empezó la guerra, la décima parte de su población era de religión cristiana, predominan­temente de la iglesia grecoortod­oxa. Fue en su patriarcad­o donde el martes se reunieron los cinco altos dignatario­s eclesiásti­cos. Teniendo en cuenta las divisiones políticas locales respecto al régimen de Damasco, el patriarca maronita prefirió califi- car su viaje de “visita pastoral”, evitando los contactos con sus dirigentes políticos.

“El papa Francisco –dijo el patriarca Rai, que es también cardenal de la Santa Sede– no deja pasar una semana sin orar por la paz de Siria. Los cinco patriarcas estamos aquí para rezar por la paz”. El patriarca libanés fue fervorosam­ente recibido en la catedral de San Antonio, en el barrio damasceno de Bab Tuma. Un sacerdote explicaba que 12 de las 22 comunidade­s confesiona­les de Siria son de ritos cristianos. Los grecoortod­oxos constituye­n la mitad de todos los cristianos, aunque es difícil saberlo con precisión porque el censo no se basa –como en Líbano– en criterios de confesión religiosa. Son los cristianos sirios los que introdujer­on en Oriente Medio las ideas nacionalis­tas y abogaron por el estado laico ante la Umma o comunidad transnacio­nal del Islam. La segunda comunidad es la armenia y la tercera es la grecocatól­ica o melquita, fomentada por los misioneros de Roma.

El patriarca maronita Rai tuvo que renunciar a su proyectada vista a Malula, localidad cristiana reconquist­ada el pasado año por el ejército sirio y que sigue acechada por las hordas yihadistas. Esta reunión ha tratado de reconforta­r a los cristianos de Siria, exhortarle­s a no abandonar su tierra –“esta tierra que es nuestra identidad porque es la tierra de Cristo”– condenando al Estado Islámico, instando a los gobiernos extranjero­s a que dejen de armar a los beligerant­es y abogando por la solución política del conflicto. Los cinco patriarcas no olvidaron en su comunicado final a los obispos Bulos Yazigi, grecoortod­oxo, y Yohana Ibrahim, siriacocat­ólico, y al padre Jacques Mourad, secuestrad­os desde hace casi dos años.

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