Nueva York quiere que los menús indiquen la cantidad de sodio
Nueva York. Corresponsal El alcalde Michael Bloomberg perdió la guerra de las sodas. Su intento por combatir en Nueva York el tamaño gigante de los recipientes de los refrescos con gas chocó con la oposición de la industria del sector, a la que la justicia le dio la razón en el pleito.
Su sucesor, Bill de Blasio, aseguró al tomar posesión de la vara municipal, que insistiría en la contienda. El tiempo ha pasado y el mayor ha optado por abrir otro frente en la cuestión de la sanidad pública. Nueva York se puede convertir en la primera ciudad de Estados Unidos en combatir el sodio de las comidas en las cadenas de restaurantes.
El plan presentado por la administración de De Blasio, si sale adelante, supondrá que los establecimientos tendrán la obligación de incluir en sus menús información sobre el contenido de sodio. Los nutricionistas consideran que 2.300 miligramos al día es el límite saludable. Esta cantidad resulta equivalente a una cucharadita de sal (tamaño de una de café o té).
Los responsables médicos de la Gran Manzana, pese a la derrota con las sodas, siguen apostando por impulsar una dieta sana. El departamento sanidad de la ciudad pretende que estos restaurantes añadan un símbolo –un salero– al lado de los platos
Nueva York ya ha conseguido en este terreno una serie de hitos en los últimos años al prohibir las grasas trans-fats en los menús de los restaurantes y obligarles a poner de forma clara el contenido calórico de los productos.
La medida sobre la alerta del sodio la ha de aprobar la junta sanitaria. Como muy pronto, el asunto podría someterse a voto el próximo septiembre, por lo que no entraría en vigor hasta por los menos partir de diciembre.
“Resulta bastante complicado para los consumidores entender qué productos pueden contener demasiado sodio, según declaró a The New York Times la doctora Sonia Angell, comisaria adjunta del departamento de sanidad. La doctora Angell subrayó la conexión entre un elevado consumo de sodio y un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y presión alta.
Mary Travis Bassett, la máxima responsable sanitaria, subrayó que esta medida pionera no cambiará la comida, “sólo dará la oportunidad a los ciudadanos a identificar que productos contienen un extremo nivel de sal”. De media, los estadounidenses consumen a diario 3.400 miligramos. Sólo uno de cada diez cumple con el consejo de la cucharadita.
Cada regulación de los hábitos alimentarios se enfrenta a la reacción de los restaurantes. Medios del sector han replicado ahora que los establecimientos de la ciudad están muy regulados, a todos los niveles. Así, algunos ironizaron que los menús pronto tendrán más alertas que productos.
Si la asociación de productores de sal calificó la iniciativa de “equivocada”, hubo científicos que señalaron los niveles de sodio como el mayor problema relacionado con el suministro de alimentos.
Si se aprueba, los restaurantes deberán incorporar el símbolo del salero a partir de diciembre