Tras el granizo, inundaciones
Una fuerte tromba de agua caída ayer en Olot obligó a la policía a evacuar por precaución a los niños de dos guarderías. El intenso aguacero también provocó inundaciones en casas e hizo ceder el techo de una nave industrial. La tormenta pilló por sorpresa a algunos conductores, que quedaron atrapados en sus coches, y provocó desprendimientos en la autovía A-26. Las tormentas, en este caso de granizo, causaron daños el martes en Lleida. Se vieron afectadas 2.000 hectáreas de frutales, según la primera valoración de la Conselleria d’Agricultrura. En algunas comarcas cayó piedra de más de dos centímetros. / camino de acceso, en cuyo mantenimiento también ha invertido la familia, pasaron los 31 vehículos de los bomberos. Los tres helicópteros –además de los cuatro hidroaviones– que participaron en la extinción del incendio cogían el agua de las dos balsas de la finca. Sin ese camino y sin esa agua y sin la entrega de los bomberos, “el incendio podría haber sido mucho peor”, se consuela Sara. El acceso a los costers vecinos es casi imposible por tierra.
Se levantó garbinada, el aire era muy caliente, la humedad baja y años”, afirma Sara. Ayer por la mañana, todavía con el olor a quemado en el cuerpo y mientras siete camiones de los bomberos remojaban la zona, lo primero que hizo esta bióloga y enóloga fue contactar con el director del Máster en Agricultura Agroecológica de la UB. Ya ha localizado el mejor equipo especializado para acelerar la restauración del paisaje, “para empezar a trabajar cuanto antes”, dice. Ella sabe bien que la naturaleza tiene sus tempos –a veces devastadores– y que aquel equilibrio se ha convertido en cenizas, pero no tira la toalla. Es marca de la casa Mas Martinet, que creó su padre, Josep Lluís Pérez, un visionario de la potencialidad de la comarca. Ella forma parte de la segunda generación de viticultores, los que mantienen el Priorat en lo más alto del mapa vinícola mundial.