La Vanguardia (1ª edición)

Leonardo Padura, premio Princesa de Asturias

Murakami quedó una vez más desplazado del galardón

- VICENTE GONZÁLEZ Oviedo

La influencia de las voces populares en la obra del novelista cubano Leonardo Padura ha sido clave para explicar las razones que han llevado al jurado de los premios Princesa de Asturias de las Letras al conceder el galardón al escritor nacido hace 55 años en La Habana. El autor se mostró “honradísim­o” por haber sido designado y dio las gracias “como ser humano, escritor y cubano”.

Estaba en la terna final, pero no era el favorito. En esta ocasión, todo el mundo apuntaba hacia el japonés Haruki Mukarami, pero al final otro autor le birlaba el galardón. En el jurado alguien bromeaba sobre la posibilida­d de que al ser su máximo valedor Fernando Sánchez Dragó, el autor de Tokio blues estuviera gafado. Lo cierto es que el premio fue concedido a Padura por mayoría y no por unanimidad.

En el acta que explica las razones de la concesión del galardón a Leonardo Padura se le califica como un autor arraigado en su tra- dición y decididame­nte contemporá­neo, y en suma “un indagador de lo culto y lo popular”, que refleja en su obra su condición de intelectua­l independie­nte, de firme temperamen­to ético.

Muchos aficionado­s descubrier­on a Leonardo Padura en la Semana Negra de Gijón, a la que asistió en alguna ocasión y en la que obtuvo dos premio Hammett, en 1998 y 2006, y mostró su ductilidad como escritor y su incursión en la novela negra con las historias del policía Mario Conde, que arrastra una vida tan desordenad­a como muchos de los héroes de las ficciones existentes en este género literario.

Pero el autor cubano, que posee también la nacionalid­ad española, cuenta con una obra muy vasta, que recorre todos los géneros de la prosa, en los que ensambla su “interés por escuchar las voces populares y las historias perdidas de otros”, un elemento que caracteriz­a su voluntad literaria, y cuya obra total es “una soberbia aventura del diálogo y la libertad”.

Fue un político en excedencia, el exministro de Defensa, Gustavo Suárez Pertierra, quien presentó la candidatur­a del que fue en su día periodista incómodo del oficial Juventud Rebelde y que dejó este oficio para dedicarse de lleno a la novela.

Desde Pasado perfecto, donde inició su serie policiaca con Mario Conde, hasta El hombre que amaba los perros, donde ex- plica la historia de Ramón Mercader, el asesino de Lev Trostki, revela una impecable exploració­n de la historia y su modo de contarla”.

Su bibliograf­ía está repleta de críticas a la realidad cubana, aunque sigue viviendo en el mismo barrio en el que nació y sus reproches al régimen no le han convertido en un apestado en la isla. Se considera heredero, entre otros, de Manuel Vázquez Montalbán, de quien dice que aprendió a enhebrar las novelas policíacas.

Las críticas a la realidad cubana no le han convertido en un apestado por el régimen castrista

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ALEJANDRO ERNESTO / EFE El escritor cubano Leonardo Padura

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