Obstáculos a las pymes
Hace pocos días me comentaba un empresario catalán del textil los esfuerzos que tienen que hacer a la hora de exportar. Ciertamente, las estadísticas globales son muy positivas, pero nadie ve lo que hay detrás. Citaba al ICEX, que ha sido tradicionalmente un instrumento clave con sus ayudas a la exportación, y que hoy casi se ha borrado del mapa, al haber caído su financiación un 80% tras los recortes efectuados en la crisis. Y que tampoco se puede contar demasiado con la Generalitat, a través de Acció, porque es bien sabido la situación financiera por la que atraviesa la máxima institución catalana. A pesar de todo, las exportaciones de la industria ahí están. Un 5,7% de crecimiento en el primer trimestre y, ¡ojo! un 9,7% en los productos de alta tecnología. Ciertamente, es un éxito, aunque la cifra absoluta de estas últimas siga por debajo de los niveles precrisis. Pero lo cierto es que hay una gran diferencia entre lo que la Administración airea como un triunfo y el apoyo que realmente recibe la empresa. Veamos un último dato. Ayer, la Pimec confirmaba algo que en Catalunya –y en el Estado– sufren las pymes, según un estudio de Eurostat. Resulta que los precios que pagan por la electricidad las empresas con consumos inferiores a los 20 MWh, segmento en el que se concentran la mayoría de ellas, son los más altos de Europa, sobre todo por los conceptos de generación y suministro. No parece de recibo. Hace poco tiempo, el gran problema era la financiación, con el diferencial con Alemania. Hoy eso ha cambiado, afortunadamente, pero es inaudito que la electricidad siga castigando a las pequeñas empresas más ágiles.