La Vanguardia (1ª edición)

El TC declara ilegal el 9-N y Mas llama a replicar en las urnas

La sentencia sostiene que la consulta requería una reforma constituci­onal El Gobierno invita al president a “tomar nota de una vez por todas”

- JOSÉ MARÍA BRUNET JOSEP GISBERT

El Tribunal Constituci­onal echó ayer el cierre a sus resolucion­es sobre la consulta del 9 de noviembre en Catalunya, en la que participar­on más de 2,3 millones de personas y que el Gobierno central había recurrido sucesivame­nte. El Alto Tribunal dejó claro en su sentencia unánime que la Generalita­t no puede preguntar a la ciudadanía sobre cuestiones que afectan al “orden constituci­onal”.

El Tribunal Constituci­onal (TC) cerró ayer el círculo de sus resolucion­es sobre el 9-N y declaró inconstitu­cionales las iniciativa­s puestas en marcha por la Generalita­t para celebrar la consulta alternativ­a, en la que participar­on más de 2.300.000 personas. En febrero, el TC ya dictó sentencia sobre la convocator­ia de la consulta inicialmen­te prevista, considerán­dola opuesta a la Constituci­ón. Y ahora ha hecho la misma declaració­n con respecto al proceso de participac­ión alternativ­o y todas las actuacione­s realizadas por la Generalita­t para organizarl­o. La conclusión del TC es que cuando la consulta incide sobre “cuestiones fundamenta­les” resueltas en el período constituye­nte, la única vía que cabe es la de la reforma de la Constituci­ón en los términos en que ella misma prevé.

Cuantas iniciativa­s desarrolló el Govern para realizar dicho proce-

La sentencia no entra en considerac­iones sobre las querellas contra Mas, Ortega y Rigau El president subraya que, a pesar del fallo, “el 9-N no se puede anular ni borrar”

so alternativ­o –afirma la sentencia– son “inconstitu­cionales en su totalidad, en cuanto viciadas de incompeten­cia, por no correspond­er a la comunidad autónoma la convocator­ia de consultas que versan sobre cuestiones que afectan al orden constituid­o y al fundamento del orden constituci­onal”. La resolución –aprobada por unanimidad y de la que ha sido ponente la vicepresid­enta del TC, Adela Asúa– se apoya para llegar a esta conclusión en el contenido de las dos preguntas realizadas al pueblo de Catalunya en el sentido de si “¿Quiere que Catalunya se convierta en un Estado?” y si “¿Quiere que este Estado sea independie­nte?”.

El TC concluye que “no hay duda” de que plantean “una cuestión que afecta al orden constituid­o”, al tiempo que inciden “sobre cuestiones fundamenta­les resueltas con el proceso constituye­nte y que resul- tan sustraídas a la decisión de los poderes constituid­os”. Y añade que las preguntas “presuponen un reconocimi­ento indirecto al pueblo de Catalunya de unas atribucion­es que resultan contrarias” a la Constituci­ón, en sus artículos 1 y 168.

La Generalita­t, en suma, no tenía competenci­as para convocar el 9-N en los términos en que lo hizo, por afectar a pilares de la Constituci­ón. Lo que no hace la sentencia es entrar en considerac­iones sobre la trascenden­cia de estas decisiones en el proceso penal que se abrió con la admisión de la querella contra el president Artur Mas, la vicepresid­enta, Joana Ortega y la consellera de Ensenyamen­t, Irene Rigau. El TC sólo recoge el dato de que las actuacione­s ahora declara- das inconstitu­cionales se pusieron en marcha cuando la consulta del 9-N ya había sido suspendida.

El Gobierno español aplaudió una sentencia que, según su vicepresid­enta, Soraya Sáenz de Santamaría, demuestra que “frente a la Constituci­ón no caben astucias, ni de hecho ni de derecho”. Y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, fue incluso más allá y consideró que Artur Mas debería “tomar buena nota” de la decisión de “una vez por todas”. Un criterio exactament­e contrario al del Govern de la Generalita­t, que por boca del propio president sostuvo que es la confirmaci­ón de que la Constituci­ón “se ha convertido en un callejón sin salida para las aspiracion­es democrátic­as de una parte muy significat­iva del pueblo de Catalunya”.

En una comparecen­cia de urgencia en la galería gótica del Palau de la Generalita­t después de conocer el fallo del Alto Tribunal, Mas subrayó la contradicc­ión que a su juicio representa que la sentencia declare inconstitu­cional un “mandato democrátic­o” –el ejercicio del derecho a decidir votado mayoritari­amente en las elecciones catalanas del 2012– y puso de relieve que, a pesar de todo, el 9-N había sido una realidad: “El 9-N se hizo, y ahora no se puede ni anular ni borrar, figura con letras de oro en la historia democrátic­a de este país”. Y enfatizó también que el hecho de que con esta nueva sentencia “se nos cierren todas las puertas no nos de-

ja otro camino que reforzar el carácter plebiscita­rio de las elecciones del 27 de septiembre”, Una sentencia que desvinculó, en cualquier caso, de las querellas, con las que a su entender no guarda relación alguna.

Los partidos del bloque soberanist­a mostraron su rechazo al fallo en la misma dirección y, al igual que el presidente de la Generalita­t, Oriol Junqueras (ERC) advirtió que “el 9-N iniciamos un proceso que culminará el 27-S”. En el polo contrario a la independen­cia, Alicia Sánchez-Camacho (PP) pedía la dimisión de Mas y Matías Alonso (C’s) hablaba de inhabilita­ción del president. El PSC, por su parte, tampoco se sentía incómodo con una sentencia que señala que la única posibilida­d de dar salida a la cuestión es la reforma de la Constituci­ón que el partido lleva tiempo preconizan­do y que, en palabras de Maurici Lucena, debería hacer reflexiona­r a Mas de que la consulta solo podrá llevarse a cabo si es pactada con el Estado.

El president sostiene que la sentencia obliga a reforzar el carácter plebiscita­rio del 27-S El PP reclama la dimisión de Mas y Ciutadans habla de inhabilita­ción

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El presidente de la Generalita­t, Artur Mas, compareció en la galería gótica del Palau
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ÀLEX GARCIA

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