Vargas Llosa admite que se ha separado
El Nobel da vía libre a su relación para convertirse en la cuarta pareja de Isabel Preysler
Desde el interior de un taxi, sin bajar la ventanilla, Mario Vargas Llosa declaraba a Sálvame que está separado. Ante la insistencia del reportero, el Nobel de Literatura repitió: “Estoy separado y no voy a hablar más de vida privada”.
Tras la impactante portada de ayer de ¡Hola!, donde aparecen de espaldas Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa saliendo de un restaurante madrileño, han circulado todo tipo de especulaciones, a las que el famoso escritor puso fin ayer con su declaración de intenciones: “Estoy separado”, desmontando la opción de la esposa, que ayer lanzó, a través de su hija Morgana, un comunicado pidiendo respeto para ella y sus tres hijos y colgando una imagen de toda la familia celebrando la pasada semana en Nueva York su 50.º aniversario de casados y el doctorado de Princeton.
La situación es compleja porque Vargas Llosa depende absolutamente y a todos los efectos de su esposa, Patricia Llosa, porque el estado anímico de la agente literaria del autor, Carmen Balcells, una mujer de carácter que lleva sus asuntos profesionales, no atraviesa su momento más brillante.
Si el escritor se ha vuelto a enamorar, lo tendrá ahora difícil: la ruptura se presenta un plato cruento y replantear su situación doméstica también es conflictivo. ¿Se instalará el escritor en la villa de Preysler?, ¿buscarán un nuevo hogar? Toda decisión deberá ser medida con exquisito cuidado. A todas luces la relación va a seguir, porque con sus palabras Vargas Llosa ha resuelto su futuro: los dos están libres y pueden hacer lo que les plazca, todo lo demás, por más complicado que parezca, va a ser resuelto con las tres normas habituales de Preysler: educación, evitar precipitaciones y emplear el sentido común. Reglas que le han funcionado siempre y que han hecho de ella el físico, femenino singular, más exquisito del país.
Isabel conquistó a Julio Iglesias cuando era una adolescente, estudiaba secretariado recién llegada a Madrid de Filipinas, era amiga de Carmencita Martínez Bordiú y empezaba a tontear con la sociedad madrileña. Se casaron el 20 de enero de 1971, cuando Julio empezaba el despegue de su carrera internacional pisando todo tipo de escenarios, y no eran todos grandes estadios, sino de plazas a palenques pasando por cualquier espacio habitable y cualquier superficie. De eso sabe mucho su entonces mánager, Alfredo Fraile, que compartió con Isabel esos primeros y duros años. Con Julio, Isabel tendría a Chabeli, Julio José y Enrique. Separada del cantante en julio de 1978, se casó de nuevo dos años más tarde con Carlos Falcó, marqués de Griñón, que había sido marido de Jeanine Giraud, con quien tuvo a Manuel y Alejandra. Con Isabel Preysler tuvo a Tamara y, separado en 1985, se casó con Fátima de la Cierva, con quien tuvo a su hijo Duarte.
Isabel volvió a contraer matrimonio el 2 de enero de 1988 con Miguel Boyer, con quien tendrían a Ana. El exministro de Economía
Viuda ella y separado él, ya nada puede impedir que la nueva pareja empiece a caminar sin presión
y Hacienda había estado casado con la ginecóloga Elena Arnedo, con quien fue padre de Luís y Laura. Se separaron en 1985 tras 21 años de matrimonio. Tres años después de separarse de Boyer, Elena Arnedo volvió a contraer matrimonio.
De reafirmarse la actual relación, hecha pública el miércoles, Mario Vargas Llosa se convertiría en la cuarta pareja de la mujer más admirada y envidiada del país. Los más críticos no han dudado ni un segundo en detallar que los maridos de Preysler dominan la escena al más alto nivel.
Por sus brazos han pasado el cantante español más internacional de todos los tiempos; uno de los aristócratas más elegantes, el quinto marqués de Griñón, título creado en 1862 por la reina Isabel II para doña María Cristina Fernández de Cordova y Álvarez de los Asturias Bohórquez, y todo un ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, que se convertiría en sus tercer y falleció en septiembre del 2014.
La aportación del Nobel a su currículum amoroso desatará los comentarios de aquellos que no aprecian las virtudes de una señora educada en extremo, que siempre tiene una palabra amable, que devuelve las llamadas, envía notas de agradecimiento manuscritas y felicita las Navidades.
La casi total dependencia del escritor de su esposa, Patricia Llosa, sería su único obstáculo
Económicamente independiente. se gana la vida sin depender en absoluto más que de su habilidad en hacer de sus virtudes una profesión. Ni pretendió la fama con Julio, ni títulos con Griñón, ni sumergirse en el mundo de las finanzas con Boyer. Con Vargas Llosa seguirá siendo, sencillamente, Isabel.