El secreto médico se giró en contra
El copiloto Lubitz visitó a 41 doctores en los últimos cinco años
Andreas Lubitz, el copiloto responsable de la tragedia del avión de la compañía alemana Germanwings, era un peligro manifiesto. Aquejado de una “grave depresión”, visitó a 41 médicos en los últimos cinco años, siete de ellos en las semanas anteriores a la tragedia del 24 de marzo. Padecía una “psicosis acompañada de trastornos de la visión sin origen orgánico”. El joven, de 28 años, veía los objetos “un 30 o 35% más oscuros de lo normal” y “temía perder la visión”, explicó ayer el fiscal general de Marsella, Brice Robin, encargado de la investigación del caso.
“Estaba obsesionado con la idea de que se iba a quedar ciego y temía que su problema se conociera”, explicó Robin en una conferencia de prensa celebrada en París al término de una reunión de cuatro horas con doscientos familiares de las víctimas.
Entre los siete médicos que examinaron a Lubitz poco antes de la tragedia había un médico general, tres psiquiatras y tres otorrinos. Uno de los psiquiatras declaró ante los investigadores franceses que vio en el paciente “sospecha de psicosis amenazante”. Sin embargo, el copiloto disponía de una licencia para volar, un documento médicamente avalado, cuya validez alcanzaba hasta agosto.
En ese contexto, tres jueces de instrucción de Marsella han sido designados para valorar si hubo errores de detección del estado mental del copiloto del Airbus 320, Andreas Lubitz. Será una investigación por “homicidios involuntarios” que pondrá su foco sobre la compañía Lufthansa, propietaria de Germanwings; sobre la empresa low cost a la que pertenecía el avión siniestrado por Lubitz; sobre los médicos que le atendieron y que expidieron un certificado de aptitud para volar, y quizá sobre los familiares del copiloto. “Su propia madre le acompañaba a las visitas médicas”, dijo el fiscal de Marsella, cuyo trabajo de comunicación está siendo notable.
Respecto a Lubitz, de cuya res- ponsabilidad e intencionalidad Robin se declaró “completamente convencido”, no va a ser encausado. “Es imposible encausar por homicidio voluntario a alguien que ha muerto”, explicó. Respecto a la especificidad alemana alrededor del secreto médico, el fiscal mencionó con tacto la necesidad de “encontrar un equilibrio entre el secreto médico y la seguridad de los vuelos”, cuestión que anuncia un verdadero quebradero de cabeza para la compañía aé- rea alemana, cuyos médicos, al parecer, no atendieron a Lubitz ni estaban al corriente de su estado, lo que en cualquier caso es sumamente engorroso. Los médicos alemanes no informaron a la compañía a causa de la legislación alemana en materia de privacidad del paciente, pese al evidente peligro que este caso representaba.
El 24 de marzo, el vuelo 9525 de Germanwings, que volaba a Düsseldorf procedente de Barce- lona con 150 personas a bordo, fue consciente y deliberadamente estrellado contra un macizo de los Alpes de Provenza en un hecho con muy pocos precedentes en la historia de la aviación civil.Tras examinar las cajas negras, escuchar las transmisiones y analizar los datos de vuelo, la investigación reveló que fue un acto voluntario y premeditado.
Después de dos meses y medio de investigaciones, el fiscal de Marsella volvió a explicar ayer que Lubitz no respondió a las llamadas que se le hicieron desde el control aéreo, mientras permanecía solo en la cabina tras haberla bloqueado para impedir el acceso del comandante que, desesperado, intentaba al final tirar abajo la puerta blindada. Hubo once llamadas desde control, todas ellas sin respuesta.
En su encuentro con los familiares de las víctimas, Robin, que fue condecorado por el rey Felipe en su última visita a París, explicó que el copiloto estuvo de baja entre el 22 y el 24 de febrero y de nuevo pocos días antes del siniestro, del 16 al 22 de marzo.
Tres féretros con los fragmentos de cuerpos humanos que no han podido ser identificados serán enterrados en las próximas semanas en un pequeño cementerio que se ha improvisado en la localidad de Le Vernet, muy cerca del lugar de la tragedia y a la vista de las montañas que fueron su escenario. La repatriación completa de los restos concluirá a fin de mes.
ENFERMEDAD MENTAL Un psiquiatra que le trató poco antes vio “sospecha de psicosis amenazante”
TRES JUECES DE INSTRUCCIÓN La aerolínea, médicos y quizá la familia Lubitz serán investigados por homicidio involuntario