Pacto entre socialdemócratas y ultraderecha en un estado de Austria
Es una alianza insólita: un tabú del pasado para unos, un sacrilegio para otros. Socialistas y extrema derecha gobernarán en coalición en el estado austríaco de Burgenland, fronterizo con Hungría, después de que la dirección federal del Partido Socialdemócrata (SPÖ ) lo haya autorizado.
El pacto –denunciado por las juventudes del partido, activistas antirracismo y la comunidad judía– supone la ruptura del llamado cordón sanitario que regía desde hace casi 30 años para aislar al xenófobo Partido de la Libertad (FPÖ) del fallecido Jorg Haider.
El SPÖ, que gobierna Austria desde el 2007 en coalición con los democristianos, rechazó en su último congreso, en otoño, toda alianza “al nivel que sea” con el FPÖ. Pero el revés encajado en los länder de Burgenland y Esti- ria, en las elecciones regionales de mayo, ha obligado a los socialdemócratas a tragarse el sapo.
En Burgenland, viejo feudo socialdemócrata, el Partido de la Libertad logró el 15% de votos, un ascenso de seis puntos. Los mismos que perdieron los socialdemócratas, que pese a ganar con el 42%, fueron el partido que más bajó. El ascenso de la ultraderecha fue aún más espectacular en Estiria: obtuvo el 26,8% de votos, una subida de 16 puntos. En este land aún prosiguen las negociaciones para formar gobierno.
Liderado por Heinz-Christian Strache, un carismático técnico dental que tomó la batuta tras la muerte en el 2008 de Haider, el FPÖ avanza gracias a un programa centrado en la inmigración y la seguridad, con eslóganes como “Nuevos apartamentos, no nuevas mezquitas” o “¿Extranjero en tu propia tierra? Defiende los valores de casa”. Según un sondeo, ganaría las elecciones generales con el 28%, frente al 23% de socialdemócratas y democristianos.
La coalición forjada en Burgenland ha escocido en las filas socialdemócratas. Las juventudes del partido se han manifestado frente a la sede y han hablado de “traición”. Pero el líder socialdemócrata, Werner Faymann, bendijo en un comunicado el pacto. Las alianzas regionales con el FPÖ deberían ser posibles siempre que los líderes sean claros sobre esta posibilidad durante la campaña, dijo, si bien aseguró que no suscribirá coaliciones a nivel federal con la ultraderecha.
La organización de derechos humanos SOS Mitmensch alertó de que “fuerzas destructivas” están accediendo a cargos de poder político. El presidente de la comunidad judía, Oskar Deutsch, dijo que “no debe haber coaliciones con los agitadores”.