González acusa a Maduro de llevar a Venezuela a su “destrucción total”
El expresidente español celebra la “torpeza” del chavismo al dar relieve a su visita
“Vuelvo muy preocupado, seriamente preocupado y triste por Venezuela. Me produce tristeza que un país siempre tan vivo, tan fuerte, tan rico, sea un país en proceso de destrucción en todos los aspectos”. El expresidente Felipe González denunció ayer con dureza a Nicolás Maduro en una tumultuosa comparecencia en Madrid recién aterrizado de su polémica visita a Caracas.
Ironizó, para empezar, con la gran visibilidad que ha tenido su viaje: “Doy las gracias a Maduro porque, si no fue su intención, al menos su torpeza le ha dado una relevancia extraordinaria”. Pese a las críticas de “injerencia” recibidas, aseguró no cargar contra “los monaguillos”, sino contra “el sumo sacerdote”. Y al mandatario venezolano dirigió su artillería: “Quiero decirle a Maduro que él es el responsable de la catástrofe de Venezuela en términos de seguridad, crisis social y económica y libertades básicas”.
González, a sus 73 años, admitió que a lo largo de su vida ha pisado “muchos charcos” de manera discreta. Así, desveló que hace tres años estuvo en Trípoli, mediando en el conflicto libio bajo las bombas de la OTAN. Y su visita a Caracas, para asistir en la defensa de dos opositores –igual que viajó a Chile en 1977 para defender a un disidente de la dictadura de Pinochet– quería tener un perfil “más bien bajo”. Pero Maduro, “bien enojado”, logró darle repercusión internacional.
El expresidente defendió su iniciativa: “La injusticia no tiene colores, esto no es de izquierda o de derecha. Si algún mérito tiene ser demócrata es defender que los que no piensan como uno tengan libertad para expresar sus pensamientos”. Y pese a que se le negó la “cualificación técnica” para asistir en la defensa, González dio por muy bien empleado el viaje: “Cumplí mis objetivos”. No pudo ir a la cárcel a ver a los “presos políticos” ni asistirles en el juicio, pero sí reunirse con sus familias y con dirigentes y opositores como Henrique Capriles, entre otros. Así que ayer anunció que no será la última vez que pise Venezuela: “Sí, yo voy a volver”.
Con un objetivo, subrayó, en el que trabaja hace años: “Defender la democracia en Venezuela, la recuperación de las libertades y ayudar con el diálogo a la reconstrucción de un país destruido económica y socialmente, desde el punto de vista de la seguridad y de las libertades”.
Y eso que admitió que todo han sido inconvenientes: “Yo iba con la conciencia clara de que no iba de picnic”, bromeó. Pero, volviendo a su lejana visita al Chile de Pinochet, lo comparó con la Venezuela chavista: “Las dictaduras son abyectas, pero tienen reglas. Frente a una dictadura, uno sabe a qué atenerse. Frente a una democracia traicionada, es imposible orientarse, porque es el reino de lo arbitrario, de lo imprevisible, de lo que no se sabe qué va a pasar mañana”.
Hay una esperanza, admitió, porque hay “una apuesta seria” para que este año haya elecciones a la Asamblea Nacional y los sondeos dan una abrumadora ventaja a las fuerzas de la oposición. Ahora bien, para que haya unas elecciones “razonablemente creíbles”, González apeló al despliegue de observadores internacionales que velen por el proceso, y añadió que Unasur, la OEA y la UE “deben colaborar”.
El expresidente, recién llegado de Caracas, hace a Maduro “responsable de la catástrofe de Venezuela”