Cascos azules regalan perfumes a cambio de sexo en los países pobres
Un documento de la ONU desvela que ha habido casi 500 denuncias en misiones como las de Haití o Liberia
Nueva York. Corresponsal Los papeles se confunden. ¿Pacificadores o explotadores? Es la gran cuestión a la que se enfrenta las Naciones Unidas.
“Para las mujeres de las áreas rurales, el hambre, la carencia de refugio, el cuidado de los niños, las medicinas, el mantenimiento del hogar, eran asuntos a menudo citados como desencadenantes de la necesidad”, señala un informe de la organización multinacional. En este documento se añade que, a cambio de relaciones sexuales, ellas “recibían zapatos, teléfonos móviles, ordenadores, perfumes o dinero”.
Los que hacía estos regalos en países como Haití, Liberia, Congo y Sudán del Sur eran los miembros de las fuerzas de paz enviadas por la ONU. Hay unos 125.000 cascos azules repartidos por el mundo.
El informe indica que se registraron 480 denuncias de explotación sexual en el periodo com- prendido entre el 2008 y el 2013. Una tercera parte de las alegaciones supone la implicación de menores de 18 años como principales víctimas de esos trueques.
El trabajo se ha elaborado a partir de entrevistas a mujeres de
C E N T R O Á F R I C A los países citados. Centenares confesaron que la miseria y la búsqueda de una mejora en su estilo de vida las llevó a venderse por sexo a los pacificadores.
“Las evidencias recogidas a partir de dos comisiones de fuerzas de paz demuestran que las transacciones sexuales son bastante comunes en estas misiones”, según el texto del borrador que avanzó la agencia Ap y que se ha de hacer público oficialmente a lo largo de este mes.
Las cifras podrían ser muy superiores. Sólo en Haití, con 7.000 enviados especiales, se habrían constatado 231 casos, según las entrevisas realizadas en el 2014.
En casos en los que no se produjo el pago prometido, algunas mujeres se apropiaron de las insignias e identificaciones de los funcionarios. Les amenazaron con “desvelar en las redes sociales” sus infidelidades.
Muchas de ellas desconocían que la ONU prohíbe de forma tajante la explotación sexual y de que disponen de una línea direc- tar para denunciar. Sólo siete de las encuestas tenía conocimiento de esa normativa.
Los investigadores de la ONU se desplazaron el pasado año a Haití por los persistentes problemas en este terreno. La organización sostiene que estos abusos han ido de baja en todo el mundo.
El último informe anual del secretario general reconoció 51 casos de explotación sexual en el 2014, por 66 el año anterior. Sin embargo, el nuevo trabajo asegura que, sobre el terreno, han constatado “significativas situa-
Los abusos se siguen produciéndose tras el informe Zeid del 2005, que encendió la alerta