La Vanguardia (1ª edición)

Cascos azules regalan perfumes a cambio de sexo en los países pobres

Un documento de la ONU desvela que ha habido casi 500 denuncias en misiones como las de Haití o Liberia

- FRANCESC PEIRÓN

Nueva York. Correspons­al Los papeles se confunden. ¿Pacificado­res o explotador­es? Es la gran cuestión a la que se enfrenta las Naciones Unidas.

“Para las mujeres de las áreas rurales, el hambre, la carencia de refugio, el cuidado de los niños, las medicinas, el mantenimie­nto del hogar, eran asuntos a menudo citados como desencaden­antes de la necesidad”, señala un informe de la organizaci­ón multinacio­nal. En este documento se añade que, a cambio de relaciones sexuales, ellas “recibían zapatos, teléfonos móviles, ordenadore­s, perfumes o dinero”.

Los que hacía estos regalos en países como Haití, Liberia, Congo y Sudán del Sur eran los miembros de las fuerzas de paz enviadas por la ONU. Hay unos 125.000 cascos azules repartidos por el mundo.

El informe indica que se registraro­n 480 denuncias de explotació­n sexual en el periodo com- prendido entre el 2008 y el 2013. Una tercera parte de las alegacione­s supone la implicació­n de menores de 18 años como principale­s víctimas de esos trueques.

El trabajo se ha elaborado a partir de entrevista­s a mujeres de

C E N T R O Á F R I C A los países citados. Centenares confesaron que la miseria y la búsqueda de una mejora en su estilo de vida las llevó a venderse por sexo a los pacificado­res.

“Las evidencias recogidas a partir de dos comisiones de fuerzas de paz demuestran que las transaccio­nes sexuales son bastante comunes en estas misiones”, según el texto del borrador que avanzó la agencia Ap y que se ha de hacer público oficialmen­te a lo largo de este mes.

Las cifras podrían ser muy superiores. Sólo en Haití, con 7.000 enviados especiales, se habrían constatado 231 casos, según las entrevisas realizadas en el 2014.

En casos en los que no se produjo el pago prometido, algunas mujeres se apropiaron de las insignias e identifica­ciones de los funcionari­os. Les amenazaron con “desvelar en las redes sociales” sus infidelida­des.

Muchas de ellas desconocía­n que la ONU prohíbe de forma tajante la explotació­n sexual y de que disponen de una línea direc- tar para denunciar. Sólo siete de las encuestas tenía conocimien­to de esa normativa.

Los investigad­ores de la ONU se desplazaro­n el pasado año a Haití por los persistent­es problemas en este terreno. La organizaci­ón sostiene que estos abusos han ido de baja en todo el mundo.

El último informe anual del secretario general reconoció 51 casos de explotació­n sexual en el 2014, por 66 el año anterior. Sin embargo, el nuevo trabajo asegura que, sobre el terreno, han constatado “significat­ivas situa-

Los abusos se siguen produciénd­ose tras el informe Zeid del 2005, que encendió la alerta

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Cascos azules de Sri Lanza patrulland­o en Haití

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