Los prodigios de los viejos hindúes
NNueva Delhi. Corresponsal i alfombras voladoras, ni yoguis levitantes (que también). La antigua India no sólo era espiritualmente más elevada que Europa, sino que se elevaba también por procedimientos mucho más sofisticados. Aquellos hindúes de hace tres mil años no sólo dominaban la aviación, sino que contaban con naves espaciales para sus excursiones interplanetarias. Así lo cuentan, sin ningún rubor, los revisionistas de la historia de India. Y no precisamente en cenáculos de ufólogos o en programas en horario imposible de un Jiménez del Oso reencarnado. Este tipo de discurso, alentado por el chovinismo hindú, se abre camino en congresos científicos amparados por la universidad.
Así, a principios de año, en el encuentro anual de la centenaria Indian Science Congress Association, en Bombay, junto a ponencias de cinco Nobel, el Gobierno nacionalista hindú introdujo con calzador una dosis ayurvédica de sanscritistas de medio pelo, sanadores espirituales e historiadores de vuelo gallináceo. Por ejemplo, el capitán Anand Bodas, que informaba sobre aviones milenarios que no sólo volaban hacia delante, sino también de taba de ningún error susceptible de abochornar al Gobierno indio, sino lo contrario. El primer ministro, Narendra Modi, inauguró la conferencia, flanqueado por el nuevo jefe de Gobierno de Maharashtra y correligionario, Devendra Fadnavis. El ministro de Ciencia y Tecnología, el otorrino Harsh Vardhan, hizo saber a los científicos que tanto el álgebra como el teorema de Pitágoras habían surgido en India, pero el mérito se lo llevaron otros países. Quizás podría haber presumido con más fundamento del sistema decimal, del Arthashastra, del Yoga Sutra o hasta del