El nacionalismo hindú alienta congresos ‘científicos’ sobre los inventos de la antigua India
canto y hacia atrás. Huelga decir que también eran capaces de pararse en el aire. Este antiguo decano de una escuela de aviación aleccionaba también sobre las aleaciones prodigiosas con las que ensamblaban “aeronaves de 60 metros y 40 motores”. No contentos con ello, también fabricaban “radares con que detectarlas”, tan avanzados que “no mostraban un puntito de luz, sino el perfil del aparato”.
Quitándose importancia, Bodas justifica su erudición en que “hay 97 referencias aeronáuticas” en las escrituras sánscritas. Algunas con instrucciones precisas sobre la indumentaria de los pilotos –las fibras vegetales acuáticas– y sobre su dieta, con preferencia por la leche de búfala.
Sin embargo, la mezcla de velocidad y leche de búfala no sentó bien a todo el mundo, y un científico indio de la NASA, Ram Gandhiraman, recogió 200 firmas contra “la infiltración de pseudociencia en los programas académicos con el apoyo de partidos políticos”. “Si los científicos nos quedamos de brazos cruzados”, dijo, “no sólo traicionamos a la ciencia, sino también a nuestros hijos”.
Su aviso cayó en saco roto, ya que no se tra- Kama sutra.
Un par de meses más tarde, tras promover cambios legislativos, Fadnavis tuiteaba que se había hecho realidad su “sueño”: castigar no sólo el sacrificio de bovino, sino incluso la tenencia de un bistec de ternera, con cinco años de cárcel ¡En Bombay! Una medida imitada inmediatamente y por unanimidad en Gurgaon, el satélite de Nueva Delhi bastión de la clase media y sede de multinacionales, que se vende como “ciudad del futuro”.
El propio Modi, que procede del núcleo duro del chovinismo hindú, pocas semanas antes había inaugurado un hospital privado del magnate Mukesh Ambani. Entonces recordó las conquistas médicas de los antiguos hindúes, señalando, sin rastro de ironía, sus “logros en cirugía plástica” –con referencias a Ganesh, el dios con cabeza de elefante– “y en genética”, poniendo como ejemplo a dioses nacidos fuera del útero, según los Puranas.
Casi todo el gabinete de Modi procede de la ortodoxia nacionalista hindú, por lo que hasta el ministro del Interior se permite sermonear, erróneamente, que “los Vedas inspiraron el principio de incerteza cuántica de Heisenberg” (rebautizado en el dossier de prensa como Eisenhower).
Singh, que reconoce que no da un paso sin consultar su horóscopo y a su astrólogo personal, fue jefe de Gobierno de Uttar Pradesh, etapa en la introdujo en los programas escolares las “matemáticas védicas”, sorteando graciosamente el escollo de que los Vedas no tratan de matemáticas.
Hace 3.000 años ya había aviones y radares en India, y allí nació el teorema de Pitágoras...