El valor del ejemplo
El expresidente del Gobierno Felipe González es un hombre con una reconocida ascendencia política en amplios sectores de América Latina. Es una figura influyente, con una trayectoria bien valorada, además de tener una amplia agenda de contactos en las élites de numerosos países de Latinoamérica. Su presencia es solicitada con frecuencia en numerosos foros del continente donde empresarios, políticos y líderes sociales de diverso signo escuchan con respeto los consejos que surgen de la dilatada experiencia de González.
La revista colombiana Semana, hace unos días, calificaba al expresidente español de “figura casi mítica en la política del mundo hispanohablante” y la directora del Programa Latinoamericano del Woodrow Wilson International Center for Scholars, Cynthia Arnson, decía que “Felipe González es una figura clave de la izquierda democrática con reconocimiento mundial”. Contra esta realidad acreditada, nada valen las descalificaciones gratuitas que han realizado los dirigentes del chavismo venezolano en los últimos días contra Felipe González.
El prestigio del expresidente dota al viaje de Felipe González a Venezuela para asumir la causa de la defensa de los líderes opositores encarcelados de un alcance internacional de primera magnitud. González, implicándose en este
Cuando Maduro necesite una puerta abierta en su callejón sin salida tendrá que recurrir a personas como González
caso, ha dado un ejemplo moral y político de primer orden que evoca el de algunos líderes europeos comprometidos en su tiempo con las víctimas de la represión del franquismo.
Lo fundamental de la presencia de González en Caracas no era aportar sus conocimientos jurídicos a los letrados que defienden a los opositores presos, sino dar respaldo político a su causa y dar al encarcelamiento una proyección internacional. Y todo eso lo ha conseguido el expresidente, a pesar de las críticas abyectas que ha recibido de los gobernantes de Venezuela y de todos los impedimentos que han puesto durante su estancia en Caracas.
El expresidente se ha mostrado durante su viaje moderado en sus expresiones y ha mantenido una mano tendida que el régimen chavista no ha querido ver ni apreciar. Algún día, cuando necesiten encontrar una puerta abierta en el callejón sin salida en que se han metido Maduro y los suyos, tendrán que recurrir a personas como Felipe González, al que ahora desprecian.
De momento, el régimen chavista ha quedado en evidencia ante la moderación de González, moderación que no reduce su compromiso con la causa de la libertad en Venezuela. También han quedado en evidencia algunos sectores de la izquierda española que han criticado el viaje del expresidente con argumentos peregrinos que sólo ocultan su apoyo incondicional al chavismo, a pesar de sus resultados económicos y de las restricciones a la libertad que imponen cada día.