La Vanguardia (1ª edición)

El Rey retira a la infanta el título de duquesa de Palma

Cristina se enfrenta a una acusación por fraude fiscal

- MARIÁNGEL ALCÁZAR Barcelona

La infanta Cristina ya no es duquesa de Palma. El rey Felipe le ha quitado a su hermana el título que le concedió su padre, el rey Juan Carlos, con motivo de su boda con el jugador de balonmano Iñaki Urdangarin. Hoy el Boletín Oficial del Estado publica un decreto ley firmado por Felipe VI en el que, haciendo uso de sus atribucion­es, revoca el uso del título de duquesa de Palma, una decisión que se produce a las puertas del inicio del juicio oral en el que doña Cristina se enfrenta a una acusación de cooperador­a necesaria en dos delitos de fraude fiscal, como copropieta­ria de la empresa familiar Aizoon, donde su marido presuntame­nte desviaba los fondos obtenidos por sus actividade­s en el Instituto Nóos. Se da la circunstan­cia de que el anuncio se produce la víspera del 50º cumpleaños de doña Cristina.

El Rey comunicó personalme­nte la decisión a su hermana antes y poco después la Zarzuela hizo público el texto del decreto que hoy publica el BOE, un texto legal que supone el golpe más duro hacia la infanta desde que el 11 de diciembre del 2011 tanto ella como su marido, Iñaki Urdangarin, fueron apartados de la agenda institucio­nal.

Doña Cristina no sólo dejó de acudir a actos en representa­ción de la Corona, sino que también se le apartó de los actos familiares. Tras la imputación de Iñaki Urdangarin en el sumario abierto por el juez José Castro y la explosión del caso Nóos, tanto desde la propia familia real como desde otros ámbitos se instó a doña Cristina a renunciar a sus derechos como infanta, que incluían su posición en la línea de sucesión a la Corona, una decisión que sigue dependiend­o únicamente de ella, y la renuncia al uso del título de duquesa de Palma, un honor que, como se ha comprobado, dependía de la voluntad del Rey.

Doña Cristina se mantuvo firme y a pesar de que el caso Nóos se fue complicand­o hasta el extremo de ser ella misma imputada, por lo que tuvo que acudir a declarar, no sólo no tuvo el gesto que hubiera liberado, o al menos aliviado la presión sobre el entonces rey Juan Carlos, sino que presionó para seguir siendo vista como miembro activo de la familia real. Respalda por su madre, la reina Sofía, la infanta Cristina siguió acudiendo a la Zarzuela y estuvo presente en algunas reuniones familiares.

Don Felipe, tanto cuando era príncipe de Asturias como desde que es Rey ha mantenido las distancias con su hermana y de hecho sólo ha coincidido con ella en los funerales en recuerdo de sus abuelos y el pasado lunes en el del príncipe Kardam de Bulgaria. En el plano estrictame­nte familiar, el Rey invitó a su hermana a la celebració­n de la comunión de la princesa Leonor en considerac­ión a Irene Urdangarin, quien acababa también de celebrarla.

Don Felipe cedió en el plano familiar pero ha sido implacable en el terreno institucio­nal. Llevando hasta el final su compromiso de transparen­cia y ejemplarid­ad el Rey ha acabado por cumplir con su obligación de mantener la imagen de la Corona libre de toda sospecha, después de concederle a su hermana un tiempo para que fuera ella quien renunciara voluntaria­mente a sus derechos. No ha sido una decisión improvisad­a sino la única posible después de comprobar que doña Cristina no estaba dispuesta a ceder. Desde la proclamaci­ón de don Felipe, sus hermanas ya no formaban parte de la familia real pero, tanto doña Elena como doña Cristina, siguen siendo familia, y muy directa del Rey.

La retirada del título le llega a la infanta el día antes de celebrar su quincuagés­imo aniversari­o

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JUANJO MARTIN / EFE La infanta Cristina en el funeral de Kardam de Bulgaria en Madrid

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