La Vanguardia (1ª edición)

“Hay cosas que no se olvidan”

El médico de Olot que diagnostic­ó la difteria cuenta que su abuelo la sufrió a los siete años

- BÀRBARA JULBE Olot

de Alonso debe pasar por la comisión de salud pública y ser aprobada por el consejo interterri­torial. El ministro hizo este anuncio en el congreso de pediatras que se celebra en Bilbao, precisamen­te el colectivo más beligerant­e con la decisión del Ministerio de Sanidad de eliminar la vacuna de la varicela en los niños.

www.lavanguard­ia.com

Rebosaba vitalidad. Era una persona alegre, con una personalid­ad fuerte y mucha memoria. Ejerció de profesor de ciencias en un instituto de Alemania. Los alumnos le adoraban y su familia se deleitaba escuchando sus historias. Su corta estatura –medía tan sólo un metro cincuenta centímetro­s– nunca supuso para él un inconvenie­nte, aunque en su familia todos alcanzaban 1,80 m. Tenía asumido, igual como la miocarditi­s que padecía, que se trataba de una consecuenc­ia de haber sufrido difteria a los siete años. Y vivió hasta los 94 años.

Así era Otto, el abuelo de Stephan Schneider, el pediatra del hospital de Olot, principal artífice de la detección de este bacilo en el pequeño cuerpo del niño de Olot. El chaval, de seis años, continúa ingresado en estado muy grave, aunque estable, en el hospital de Vall d’Hebron.

Los recuerdos, aún imborrable­s, del carismátic­o abuelo y su enfermedad, le apareciero­n como un rayo a Stephan, que es ad- junto de Pediatría en este centro comarcal, al ver la gravedad que presentaba el menor cuando éste llegó al hospital. El diagnóstic­o vino a su cabeza, se dio cuenta de que podía tratarse de esta misma enfermedad, expresó su sospecha en la reunión de equipo y acertó: el primer paciente de difteria en casi 30 años en España.

“Los síntomas del menor podían indicar mononucleo­sis y amigdaliti­s estreptocó­cica, que son muy frecuentes, pero el cuello del niño tenía un aspecto poco normal. Los padres del niño advirtiero­n durante la visita que no le habían inmunizado contra esa bacteria”, indica Stephan Schneider, de 53 años. El facultativ­o comentó el caso con el jefe de pediatría, el doctor Anton Foguet, antes de dar el siguiente paso. No dudaron y de inmediato alertaron al Departamen­t de Sa- lut de la Generalita­t por la excepciona­lidad de la situación.

“Mi abuelo, a causa de la difteria, estuvo extremadam­ente enfermo y débil durante años y no podía hacer deporte. Sus dos hermanas, además sufrieron la misma enfermedad y murieron a consecuenc­ia de ello. Son cosas que no se olvidan”, recuerda este facultativ­o.

Curiosamen­te Stephan procede de una familia de médicos, en concreto de pediatras. “Mi abuela fue una de las primeras mujeres médico pediatra de Alemania, algo muy novedoso en esa época. Después le siguió mi madre y luego yo. Nuestra tradición médica se remonta desde 1860. Yo soy la cuarta generación. La pediatría es una medicina que me atrae porque trabajas con lo que viene, con el futuro, con los niños”, agrega.

Se da la circunstan­cia de que Stephan, tras detectarse un caso de difteria en el sur de Francia, publicó en 2011 un artículo en su blog personal, en el que avisaba a las familias sobre la posibilida­d de que apareciera algún brote de la enfermedad en niños no vacunados. Ahora subraya la importanci­a de la memoria histórica para ayudar a salvar vidas: “¿Qué ocurre hoy día? Mucha gente no habla y las cosas caen en el olvido. Si perdemos esa memoria, es cuando empezamos a cometer errores, y no sólo en medicina”.

“Mi abuelo estuvo muy débil durante años pero vivió hasta los 94; sus dos hermanas, contagiada­s, murieron”

 ?? MARTI ARTALEJO ?? Stephan Scheneider es el pediatra del hospital de Olot que detectó la difteria en el niño de seis años; en su familia hubo tres casos: él reivindica la importanci­a de la memoria
MARTI ARTALEJO Stephan Scheneider es el pediatra del hospital de Olot que detectó la difteria en el niño de seis años; en su familia hubo tres casos: él reivindica la importanci­a de la memoria

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain