Grecia se resiste a bajar pensiones e irrita al FMI
“Las posturas están lejos”, dice un portavoz del organismo
Van así cinco meses, y la situación sigue turbia e imprecisa. A una buena noticia en el caso griego le sucede una reacción a la contra.
En la noche del miércoles, mientras se filtraba que el Banco Central Europeo (BCE) estaba dispuesto a elevar la ayuda de emergencia a Grecia (ELA) hasta los 83.000 millones de euros, la canciller alemana, Angela Merkel, se declaraba dispuesta a rebajar las exigencias a Atenas para proceder a la entrega del último tramo del paquete de rescate.
Sin embargo, ayer mismo, los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) se levantaron de la mesa de negociaciones en Bruselas y, apurados, tomaron el primer avión de vuelta a Washington, insistiendo en que las posturas permanecen muy alejadas porque el Gobierno de Alexis Tsipras se niega a cruzar las ya célebres líneas rojas, como la bajada de las pensiones y la subida del IVA.
“Existen grandes divergencias. No ha habido progresos para reducir estas diferencias en los últimos días y estamos bastante lejos de un acuerdo”, dijo Gerry Rice, portavoz del FMI, haciendo hincapié en un dato: Grecia no podrá llevar a cabo su reforma fiscal mientras sus pensionistas sigan cobrando la misma pensión que los alemanes pese a haber cotizado menos años.
El asunto volvió a parar las máquinas en el caso griego, que se enfrenta a 19 días de nervios. El Gobierno de Tsipras –el primer ministro griego dijo ayer mismo que “estamos trabajando para resolver las diferencias que hay en materia fiscal y financiera”– tiene que devolver 1.600 millones de euros al FMI el próximo 30 de junio, pero para poder hacerlo, necesita que se desbloqueen los 7.200 millones de euros que tiene que recibir bajo la naturaleza de un rescate, algo que, tal y como están las cosas, no parece senci- llo. “El FMI tiene intereses dispares a los de los países europeos, más enfocados en recuperar el dinero prestado a Grecia, sin ambiciones de tipo político o de más largo plazo”, dijo Daniel Pingarrón, analista de IG Markets, para justificar la postura del organismo que dirige Christine Lagarde. “Es, por lo tanto, un escollo que ahora mismo parece ser superior al de Alemania, pero que, a la vez, tiene una fuerza negociadora muy inferior”.
La volatilidad que vive el órdago griego volvió a contagiarse a los mercados bursátiles, que vivieron otra sesión de vaivenes. Tras registrar subidas próximas al punto y medio porcentual durante las primeras horas de la jornada –animadas por las buenas noticias que se habían recogido en la víspera–, acabaron registrando un ascenso mucho más discreto, próximo al medio punto (el Ibex apenas avanzó el 0,53 por ciento, hasta los 11.156 puntos), lastradas una vez se supo que el Fondo Monetario Internacional se había subido al avión.
Atenas, que a esas horas ya había cerrado la sesión, no cotizó el retroceso: consiguió elevarse el 8,2 por ciento.
Las bolsas resisten la presión de una sesión volátil y registran ascensos de medio punto