La Vanguardia (1ª edición)

El pintor de piedras

- Màrius Carol DIRECTOR

ERA el último daliniano y su obra se expone permanente­mente en el Teatre-Museu Dalí de Figueres, por expreso deseo del artista de Portlligat. Ayer, el mismo día que murió, se presentaba la exposición Dalí, Pitxot, Cadaqués en el museo municipal de esta localidad. Pitxot era de Figueres como Dalí y como él tenía casa en Cadaqués. Además habían compartido profesor de pintura en la persona de Juan Núñez, pero también familia, porque los Pitxot eran artistas y Dalí había pasado horas y más horas con ellos. Su padre, violonceli­sta, fue pintado por el genio ampurdanés tocando este instrument­o (la obra está en la entrada de la casa de Antoni Pitxot). Eran amigos, pero en la última etapa de la vida de Dalí lo fueron aún más. Pitxot consiguió satisfacer el último deseo de la vida del maestro cuando ya agonizaba en el hospital figuerense: quería escuchar los tangos de Gardel cantados por el trío Irusta, Fugazot y Demare, que le recordaban su juventud. O La serenata Toselli y Les millions d’Arlequin, que sonaban en el restaurant­e Maxim’s de París en los mejores años de su vida. Pitxot tuvo que recurrir a la fonoteca de Radio Barcelona para los tangos, y a su amistad con Gonçal Comellas para las canciones clásicas, a fin de satisfacer a Dalí, que se deleitaba con ellas mediante un casete situado en su mesilla.

Antoni Pitxot era un personaje formidable. Tenía mirada de pintor. Sus ojos eran alocados, seductores; vangoghian­os. Sus cuadros recrean personajes minerales que construía sobre un somier, con piedras que sujetaba con alambres. Eran los cantos rodados que el Mediterrán­eo abandonaba caprichosa­mente ante su casa y que él recogía como si fueran tesoros. Cuando Dalí se quedó a vivir en Púbol tras la muerte de Gala y, después, cuando se instaló en la torre Galatea, no faltó un solo día. Pitxot se convirtió en su voz e incluso en su álter ego.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain