El Partido Demócrata inflige a Obama la derrota más grave de su mandato
El Congreso tumba la ley comercial del presidente pese a su desesperada súplica
Sin previo aviso, el presidente Obama irrumpió ayer en el edificio del Capitolio y se arremangó para arrancar votos –de su propio partido– a favor de una de las leyes que forman parte del legado de su presidencia, la que tenía que permitirle cerrar su ambiciosa agenda comercial con diversos acuerdos internacionales antes de concluir su mandato. El presidente suplicó desesperadamente a los representantes demócratas de la Cámara baja, pero no logró que se apiadaran . Le infligieron la derrota más dolorosa de su mandato.
La gran paradoja es que con Obama la mayoría republicana se ha comportado de manera implacable. Ha intentado boicotear todos los proyectos y las reformas planteadas por el presidente. Todos... menos esta, y ha tenido que ser su propio partido quién le ha abando- nado en el peor momento. Con la ley denominada de fast-track o de vía rápida se pretendía otorgar al presidente poderes para que pueda negociar con las manos libres acuerdos comerciales internacionales. Una vez firmados, el Congreso podría aprobarlos o rechazarlos en su totalidad, pero lo que no podría hacer sería condicionarlos a priori o enmendarlos a posteriori. Era una condición necesaria para poder llevar a cabo el denominado Acuerdo Transpacífico con otros once países que la izquierda estadounidense y los sindicatos han re- chazado sistemáticamente.
Los demócratas de izquierda lo veían como una amenaza a los puestos de trabajo en EE.UU., al poder adquisitivo y a los derechos laborales de la clase obrera. En cambio, la Casa Blanca sostiene que el acuerdo comercial garantiza de- rechos laborales y normas de respeto a los derechos humanos y al medio ambiente como nunca habían asumido otros países. Además, subrayaba que el acuerdo Transpacífico contribuiría a mantener el liderazgo estadounidense frente al aumento de la influencia de China en la región.
El enfrentamiento en el seno del Partido Demócrata llegó a tener episodios de hostilidad personal entre el presidente y la senadora izquierdista Elizabeth Warren. “Ella está equivocada”, espetó el presi- dente, y la senadora replicó acusándole de “romper su compromiso con la clase trabajadora”. Significativa ha sido la actitud de Hillary Clinton, que no ha movido ni un dedo para ayudar al presidente. Dos de sus contrincantes en las primarias se pronunciaron inequívocamente en contra. Ni siquiera la líder demócrata, Nancy Pelosi, secundó al presidente. “Tenemos la oportunidad de ir más despacio”, declaró.
El estupor que provocó la derrota en la Casa Blanca se notó con la reacción airada del portavoz, Josh Earnest, que se quejó del “bodrio de procedimiento”. Tenía algo de razón, puesto que los demócratas tumbaron una ley de protección de los derechos de los trabajadores estadounidenses desplazados al extranjero con la que estaban de acuerdo. Necesitaban sumar sus votos a los republicanos para modificar el paquete legislativo tal como lo había aprobado el Senado, de manera que aunque la estricta ley de vía rápida sí consiguió un apoyo mayoritario, el procedimiento queda interrumpido o deberá empezar de nuevo.
El presidente no ha conseguido el apoyo ni siquiera de la líder demócrata en la Cámara ni de Clinton