Carmena quiere cerrar la “fisura de enfrentamiento” Madrid-Barcelona
El cabeza de lista del PSOE abre la vía a un futuro acuerdo de gobernabilidad
Una de las metas de la que hoy se convertirá en alcaldesa de Madrid –salvo sorpresa en forma de voto trásfuga o tamayazo–, la ex juez de 71 años Manuela Carmena, será construir una especie de AVE de “sintonía y fraternidad” entre la capital española y Barcelona. Hay que cerrar la “fisura de enfrentamiento” que existe hoy entre los responsables de ambas urbes, dijo ayer Carmena al presentar el acuerdo de investidura alcanzado con el candidato socialista Antonio Miguel Carmona. En rueda de prensa conjunta, ambos mostraron “absoluta confianza” en la lealtad de los 29 concejales que suman (20 de Ahora Madrid y 9 del PSOE) con vistas a la votación de esta mañana, que será secreta.
Carmena cree que la situación resultante de las municipales del 24-M, con ella y Ada Colau previsiblemente al frente de sendas grandes capitales, es “ideal” para restañar las heridas abiertas entre una y otra. Desde la afinidad de las que fueron listas “hermanadas” y pronto serán equipos de gobierno igualmente sintonizados –al menos de entrada– la virtual regidora madrileña proclamó su propósito de “buscar sinergias” y no trabajar “de espaldas”, aunque cada cual desarrolle “su propio programa”.
La todavía candidata de Ahora Madrid y el cabeza de lista del PSOE presentaron un acuerdo de siete páginas que en principio es sólo de investidura pero que Carmona no tuvo reparo en plantear como antesa- la de un posible pacto de gobernabilidad que en todo caso no parece factible antes de las legislativas de final de año. El socialista manifestó su máxima voluntad de procurar “estabilidad” a la corporación madrileña, cuyo gobierno de momento integrarán en solitario la alcaldesa y los 19 concejales de Ahora Madrid con respaldo, en lo esencial, de los nueve del PSOE. A partir de ahí, el entendimiento mutuo “va a ir a más porque no puede ser de otra manera”, dijo Carmona, que subrayó su “admiración” por Carmena y sus grandes coincidencias “personales e intelectuales” con ella.
El piropeo de Carmona y la “alegría” de Carmena al anunciar el pacto venían a escenificar la culminación de una negociación en general plácida y sencilla, basada en la común determinación de acabar con 25 años de hegemonía total del PP en el consistorio madrileño, y de cerrar el paso a Esperanza Aguirre como sucesora de Ana Botella.
Las conversaciones pasaron no obstante por un momento de cierta tensión cuando los negociadores socialistas trataron de incluir en el pacto un amplio traspaso de competencias de la junta de gobierno municipal al pleno. Ahora Madrid sólo aceptó pasar al plenario el debate, “sin votación posterior”, de las materias sobre las que Carmona y sus concejales electos pretendían reservarse un poder decisorio y de veto; entre esas materias están la aprobación del plan general urbanístico, la contratación de grandes créditos, la recalificación de bienes de uso público y las modificaciones presupuestarias sustanciales.