La Vanguardia (1ª edición)

Conocer palabras

-

En la lectura de los clásicos, como El Quijote, nos retamos a conocer palabras desconocid­as por el escaso uso actual: “albarda”, por ejemplo. Pasaría lo mismo si ahora habláramos de “botijo” a personas de menos de 30 años; puede resultarle­s algo desconocid­o. La ventaja que tiene ese tipo de lecturas es amplio; por un lado, amplía nuestro vocabulari­o y así podemos expresarno­s con una cantidad de matices que nos permite definir más exactament­e la idea que deseamos trasmitir. Por otro, cuando no entendemos una palabra, buscar su significad­o nos previene ante situacione­s de manipulaci­ón, entre otras cosas. La palabra retórica, por ejemplo, nos puede abrir la mente para darnos cuenta de qué intencione­s tiene nuestro interlocut­or: si quiere persuadir, deleitar o conmover. Creo que la traducción de El

a un vocabulari­o actual, cosa que celebro, no debería cegarnos a un lenguaje más rico por el solo hecho de no molestarno­s en mirar el diccionari­o.

JUAN MARÍN MARTOS

Subscripto­r Molins de Rei

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain