La Vanguardia (1ª edición)

Los cañones de Navarone

- Enric Juliana

Mucha gente se pregunta por qué diablos Grecia entró en la Comunidad Económica Europea cinco años antes que España y Portugal, y por qué motivo se le abrieron las puertas del euro, cuando toda la tecnocraci­a de Bruselas sabía que en Atenas no hay catastro. La respuesta está en la Geografía, en la Historia y en la película Los cañones de Navarone.

El célebre filme interpreta­do por Gregory Peck, David Niven y Anthony Quinn cuenta la peripecia de un comando aliado que debe destruir un nido de águilas. La fortaleza de la isla de Navarone, equipada con dos gigantesco­s cañones que aseguran a los alemanes el control del mar Egeo. Navarone no existe. La isla de la película es Leros, en el archipiéla­go del Dodecaneso, que cuenta con uno de los mejores puertos naturales del Egeo. Leros es hoy lugar de veraneo de destacados intelectua­les europeos –el filósofo francés Bernard Henry–Lévy, entre ellos–, que en estos momentos deben de estar dudando entre apoyar el manifiesto pro-Syriza impulsado por los economista­s Joseph Stiglitz y Thomas Piketty, o secundar la línea editorial ortodoxa que considera a Alexis Tsipras un peligroso aventurero y un golpista contra el orden europeo.

Grecia es imprescind­ible para el control del Mediterrán­eo. La legendaria batalla de Lepanto (golfo de Corinto), en la que Cervantes perdió un brazo y el Santo Cristo de la nave capitana de Juan de Austria esquivó una bala –la imagen, inclinada a un lado, se venera en una capilla de la catedral de Barcelona–, consiguió frenar en 1571 la expansión oto- mana hacia el Mediterrán­eo occidental. Gran Bretaña, Turquía y Rusia han jugado largas partidas de ajedrez en el tablero griego.

El actual drama de Grecia tiene su origen en la conferenci­a de Yalta, donde se decidió el reparto del mundo en 1945. El país quedó en zona de influencia occidental. Cuando los guerriller­os comunistas griegos que se habían enfrentado a los nazis intentaron tomar el poder, Stalin les dejó solos. Fueron derrotados por los británicos, pese a contar con el auxilio de Tito, el líder comunista yugoslavo, que ambicionab­a una gran confederac­ión balcánica independie­nte de Moscú. En 1946-49, Stalin aún quería respetar Yalta, y detestaba el plan de Tito. Hubo ruptura y en la órbita soviética comenzó la persecució­n de los “titistas, nacionalis­tas pequeño burgueses”. El fundador del PSUC, Joan Comorera i Soler, fue víctima de esa purga.

El control del Mediterrán­eo. La dictadura militar griega se hundió de manera fulminante en julio de 1974, cuando el régimen de los coroneles quiso tomar Chipre, provocando un cataclismo

El actual drama griego, que tanto puede influir en España, tiene su origen en la conferenci­a de Yalta

con Turquía, que puso en riesgo el flanco sur de la OTAN. La isla de Chipre es un gran portaavion­es ante Oriente Medio.

Yalta garantizó a Grecia el pasaporte europeo y es dudoso que Alemania se lo vaya a quitar. Barack Obama, una de cuyas prioridade­s vuelve a ser la contención de Rusia, está presionand­o a favor de la quita de la deuda griega. Moscú vigila, el brasero de Ucrania sigue ardiendo y la República Popular China controla el puerto de El Pireo, primera gran base náutica para los mercantes que atraviesan el canal de Suez.

El determinis­mo geográfico y la contabilid­ad luterana están librando una singular batalla. ¿Quién acabará controland­o los cañones de Navarone?

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Un grupo de ciudadanos alrededor de una bandera griega, en Atenas
MANÉ ESPINOSA Un grupo de ciudadanos alrededor de una bandera griega, en Atenas
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain