Sagrada Família y ceguera

El pasado 7 de junio, en torno a las seis de la tarde, acudí al templo de la Sagrada Família con un grupo formado por cuatro personas y un perro guía para realizar una visita turística. En la puerta, el personal dedicado a la venta de entradas me comunica que no está permitido el acceso con el perro y, tras unos minutos de consultas, me dice que puedo entrar con el lazarillo pero no visitar las torres, dada mi condición de ciego, por razones de seguridad. Expongo que mi estado físico es óptimo, que mi diversidad es visual y que además voy asistido de mi perro guía y de personas plenamente normales según su criterio. Requiero la hoja de reclamaciones y presencia policial que compruebe los hechos, y así sucede pasados unos 15 minutos, sin conseguir los agentes mediar en el problema.

Lo acontecido se desarrolló a lo largo de hora y media, y se dieron y concretaron toda clase de argumentos lógicos, jurídicos y de sentido común, por lo que se entiende que los hechos revisten una gravedad extrema.

JOSÉ ANTONIO FERRERO BLANCO

Sancibrián (Cantabria)