El cumpleaños austero y mediterráneo de Cristina
Preparado por Iñaki Urdangarin y con 40 amigos íntimos
Cristina de Borbón cumplió 50 años el pasado día 13 de junio y su celebración en Suiza, país donde reside la infanta y su familia, levantó toda clase de rechazos. Con imágenes donde se veía a la hermana del rey de España entrando en un lujoso restaurante con una estrella Michelin, situado a seis kilómetros de Ginebra, entre las especulaciones acerca de lo que pudo gastar Cristina invitando se escribió que podría rondar los seis mil euros. En cambio, la realidad podría ser otra muy distinta.
El pasado fin de semana los Urdangarin Borbón se hallaban en Barcelona, donde se encontraron con la infanta Elena. Mientras se producía el encuentro entre las dos hermanas, Iñaki Urdangarin se dedicaba a solucionar unos flecos de algo muy especial: el cumpleaños de su mujer, lejos de toda opulencia, con sus amigos de Barcelona, un reducto fiel que pase lo que pase nunca dejará de estar a su lado.
Como escenario, la masía de una familia, en el Maresme, concretamente a 32,4 kilómetros de Barcelona. Los invitados, cuarenta, a quienes llamó Urdangarin personalmente, mantuvieron el secreto.
Para llevar a Cristina hasta la masía, inventaron una petición de mano de una de las hijas de los dueños, así la infanta no se sorprendería si a alguien se le escapaba la convocatoria. La cosa se fue perfilando hasta los más mínimos detalles, alejados por completo de la lujosa celebración suiza. Para empezar, Iñaki pidió 75 euros a cada uno de los invitados. Este importe comprendía el almuerzo, un catering presumiblemente hecho en casa, más el importe del regalo, que era un bolso de verano y una pamela, de la firma Cristina Castañer, una de las íntimas que por supuesto estaba en la fiesta, y que con toda lógica les hizo precio de coste. Para evitar la presencia de personas ajenas y que perdiera intimidad el almuerzo, fue servido por la sección joven de la fiesta, esto es, hijos y sobrinos de los asistentes.
Dada la modestia del regalo, y del catering, y teniendo en cuenta que el importe era de 75 euros, todo hace suponer que la situación económica de los Urdangarin Borbón no es precisamente boyante y que esta celebración se ajusta realmente a su disponibilidad económica actual, en la que dependen del sueldo de la infanta Cristina. Todo lo que escape a ese enunciado podría estar abonado por la reina Sofía, que siempre ha estado al lado de su hija y sus nietos. Ella podría acarrear los gastos del piso de Ginebra, el colegio de los niños y cualquier otra estructura doméstica, mientras que el sueldo de Cristina podría ser considerado como dinero de bolsillo para atender gastos menores, que en su caso nunca son excesivamente pequeños.
Aunque el ambiente de la fiesta fue animado, flotó en el aire el futuro de la familia Urdangarin Borbón, pendientes del juicio que podría tener un duro final para Iñaki. Pero de lo que todos están seguros es de que el amor sigue instalado en la pareja, plagada de complicidades y gestos que no tenían que fingir ni impostar, pues se conocen desde sus primeros encuentros.
El presupuesto por persona, de 75 euros, comprendía el almuerzo y el regalo, un bolso y una pamela