“De los creadores de...”
Cuando una ficción es vendida con la etiqueta “de los creadores de...”, la comparación con la original es inevitable. Así ocurre con Tyrant, la serie que ha contado con el equipo creativo de Homeland. Aunque las tramas evidentemente son diferentes, coinciden en algunos puntos. Aquí los protagonistas no son espías (ni contraespías), pero sí se abordan intrigas políticas de poder, en este caso en un país de Oriente Medio donde la democracia es inexistente. El nuevo dictador de ese régimen tiránico quiere impulsar una revolución de terciopelo por la influencia de su hermano, un pediatra alejado de su natal tras emigrar de joven a Estados Unidos. Evidentemente, el hermano se ha occidentalizado y aquí se nos presenta como un personaje mucho más cuerdo y humano.
Tyrant a veces parece acercarse más al género del documental dramatizado que al de una serie de televisión. Demasiada voluntad didáctica y moralizadora y siempre desde el punto de vista occidental, claro está. También existe un exce- so de maniqueísmo aunque algunos pequeños giros de guión intenten convencer al espectador de lo contrario. Los personajes principales, los dos hermanos, van dando bandazos sin acabar de asentar un perfil más allá de representar la dicotomía del bien y del mal. Y la serie también peca de previsible, además de acumular demasiados clichés sobre Oriente Medio.
Tyrant se deja ver en ausencia de nuevos episodios de Homeland. Aunque este no es el caso porque Cuatro las va a unir en la noche del miércoles. Pero no se engañen, la buena es Homeland. Aunque la emitan pasada la medianoche.