La llamada del Golfo
El dinero y el fútbol fácil en Qatar y los Emiratos seducen a jugadores y técnicos
“El día a día no tiene nada que ver con el de aquí. Ni los entrenamientos, siempre por la tarde, ni las concentraciones, donde se respetan escrupulosamente los rezos, ni el ambiente de los estadios, mucho más serio. El nivel también es otro, lógicamente. Pero al fin y al cabo es fútbol, y nosotros nos dedicamos a esto y buscamos el mejor futuro para nuestras familias”. Joan Verdú rechazó seguir en la Liga BBVA tras su último periplo sin pena ni gloria por el Betis y rehusó una oferta de la MLS norteamericana para poner rumbo a Abu Dabi, donde acaba de completar su primera temporada en el Baniyas de la Liga Árabe del Golfo a las órdenes de Luis García Plaza.
Como él, Xavi Hernández, Ser- gio García, Pablo Hernández y otros jugadores más modestos de la Liga BBVA no han dudado en poner rumbo al golfo Pérsico siguiendo los pasos de Guardiola, Frank de Boer, Hierro, Raúl o Romário para fichar por equipos entrenados por Michael Laudrup, Manolo Jiménez, Uli Stielike, Roberto Carlos o Javier Aguirre.
La llamada de los petrodólares es poderosa, aunque también lo es la proverbial hospitalidad árabe, en este caso acompañada de todas las comodidades y servicios. “Yo aún no tengo casa ni coche ni nada, pero me llamó Xavi y me dijo que no me preocupara por nada”, reveló ayer el ya exespañolista Sergio García, que esta misma semana tiene previsto viajar a Doha para ser presentado por su nuevo equipo, el Al-Rayyan. Sergio viaja con su mujer y sus dos hijos, que no tendrán ningún problema de escolarización en el sistema de colegios en lengua inglesa que proliferan en el país. Como el resto de los jugado-
“Todo es diferente, los entrenamientos, la afición, la rutina..., pero es fútbol y somos profesionales” “Son excelentes anfitriones, pero ellos marcan las distancias y dejan claro que son los dueños del país”
res europeos de las económicamente poderosas ligas del Golfo –las de Qatar y los Emiratos Árabes y, en menor medida, las de Omán y Arabia Saudí–, el de Bon Pastor tampoco tendrá problemas de vivienda con la cartera que ofrecen los propios clubs en los barrios residenciales para extranjeros, con servicios y comercios propios. Una burbuja donde las duras restricciones religiosas que imponen a la mujer un papel residual en la vida pública y un forzado recato –por llamarlo de alguna forma– no existen.
“Para los extranjeros la vida allí es fácil, tienes de todo y te acabas relacionando y haciendo vida social con tu entorno más cercano, y siempre que puedes aprovechas para volver a casa. No hay ningún problema de movilidad”, suele explicar otro españolista, que también vivió su etapa en el fútbol de los Emiratos para acabar volviendo a la Liga española perdiendo dinero, Felipe Caicedo. Ni a él ni a su pareja, la modelo María García, les acabó de convencer ese modelo de vida.
Otros, como Josep Guardiola, que ha acabado siendo embajador de la candidatura qatarí para el Mundial del 2022, sí consiguieron integrarse en el país. “Siempre nos trataron muy bien allí, guardo un buen recuerdo de mi estancia en el país”, ha reiterado el exjugador y extécnico blaugrana. Una opinión que comparte punto por punto otro exbarcelonista, Valero Rivera, convertido en un héroe nacional tras llevar a su selección de balonmano a la plata mundialista con un equipo repleto de jugadores nacionalizados que suscitó una fuerte controversia.
El poder de atracción del golfo Pérsico y la decidida apuesta por el deporte tanto en clave interna como para presentarlo como principal tarjeta de visita abarca también el campo médico y especialistas en medicina deportiva catalanes como el ex del Barça Toni Tramullas o el ex del Espanyol Edu Mauri también han vivido su experiencia qatarí. “Hasta que no estás allí no te das cuenta de que es un país fantástico donde desarrollar tu profesión, siempre y cuando no sean un operario o un peón de la construcción –explica el ex jefe de los servicios médicos blanquiazules, ahora de nuevo en Barcelona–. Tu día a día es igual que en cualquier país extranjero, aunque con un nivel de vida superior. De todas formas, no es lugar para echar raíces. Ellos marcan las distancias y, aunque son excelentes anfitriones, te dejan claro de entrada que son los dueños del país”.