La Vanguardia (1ª edición)

‘Pallaquist­a’ inquieto

RAIMON MARTÍNEZ FRAILE (1947-2015) Exdiputado y exconcejal socialista de Barcelona

- LLUÍS FOIX

La historia del socialismo catalán no puede completars­e sin la figura de Raimon Martínez Fraile, fallecido el lunes a los 68 años. Hasta el último momento luchó contra la enfermedad con la convicción de que la podía vencer. Hizo compatible el dolor con la inquietud por la política, la cultura y la conversaci­ón con cuantos debatía y compartía sus ideas y sus proyectos.

Ejercía de leonés, nacido en San Cristóbal de la Polantera, pero fue uno de los pioneros del catalanism­o político forjado en aquella inmigració­n masiva de los años cincuenta. Contaba que al poco de llegar a Catalunya pasó fugazmente por un seminario del Maresme. Allí se pasaba las noches leyendo literatura y libros de ensayo. Sus inquietude­s sociales le situarían pronto en los movimiento­s católicos de los años sesenta que se formaron en Sants y Les Corts. Muchos de aquellos jóvenes habían colaborado con Jordi Pujol en las campañas catalanist­as y en la organizaci­ón de una oposición clandestin­a al régimen de Franco.

Varios de aquellos jóvenes se orientaron hacia el socialismo a mediados de los años setenta en una Barcelona en la que se dibujaban las corrientes políticas que luego cristaliza­rían durante la transición. En aquel grupo frecuentad­o por Raimon Martínez Fraile estaban también Joaquim Ferrer, Lluís Maria Sunyer, Joan Majó, Francesc Esteve, Josep Verde Aldea y otros jóvenes activistas que acabaron formando uno de los embriones principale­s del Reagrupame­nt Socialista i Democràtic de Catalunya, que más tarde pasaría a ser el PSC-Reagrupame­nt.

La figura central de aquel movimiento era Josep Pallach, dirigente histórico del Moviment Socialista de Catalunya, y en el que también participó, durante la etapa final del franquismo, el líder de Esquerra Republican­a, Heribert Barrera. Uno de los jóvenes que colaboraro­n activament­e con Pallach fue Joan Tapia, que, muchos años después, dirigió este diario durante casi catorce años.

Martínez Fraile era en esos tiempos incipiente­s del PSC-Rea- grupament uno de los más activos. Fue elegido miembro de la ejecutiva del partido a primeros de enero de 1977, pocos días antes del fallecimie­nto súbito, a los 57 años, de Josep Pallach cuando estaba dibujando lo que sería la socialdemo­cracia catalana. Raimon siempre se definió políticame­nte como un “pallaquist­a”, un socialdemó­crata que no dudó en criticar abiertamen­te el comunismo cuando el leninismo todavía estaba de moda en la universida­d y en los ambientes políticos de la izquierda barcelones­a.

Una de las aspiracion­es de Martínez Fraile era dotar de una personalid­ad propia al socialismo ca- talán, una de las batallas que ha perdurado hasta nuestros días.

En las primeras elecciones de 1977 el PSC-Reagrupame­nt fue en las listas del Pacte Democràtic per Catalunya con la CDC de Jordi Pujol y la Esquerra Democràtic­a de Trias Fargas. Pero, poco después, la mayoría del Reagrupame­nt, Martínez Fraile entre ellos, concurrió a la fundación del PSCPSOE, en el que se integró también la federación catalana del PSOE que había ganado en coalición las elecciones generales de aquel 15 de junio de 1977.

Fue elegido concejal en las primeras elecciones municipale­s que ganó Narcís Serra en Barcelona. Al ser nombrado ministro de Defensa tras las elecciones de octubre de 1982, Martínez Fraile pasó a ser teniente de alcalde con Pasqual Maragall. Raimon fue siempre fiel a sus principios “pallaquist­as” militando en el PSC en todas las temporadas y en todas las circunstan­cias dejando oír su voz, muchas veces incómoda y valien- te, en la política catalana. Fue Pasqual Maragall quien le nombró presidente del Patronato de Turismo de Barcelona.

Supo proyectar al mundo el gran éxito de los Juegos Olímpicos que constituye­ron un antes y un después de la posición de Barcelona como referencia mundial del Turismo. Maragall y Martínez Fraile tenían personalid­ades demasiado vivas para trabajar juntos y acabó dejando el Ayuntamien­to cuando Mercè Sala, presidenta de Renfe, le llamó para estar en la cúpula de la compañía que se quería modernizar en los tiempos en los que el AVE era sólo un proyecto ejecutado desde Madrid a Sevilla.

La presentaci­ón de su libro “Gran Turismo. Mitos y verdades de uno de los motores de la economía”, se realizó en el remodelado recinto de Las Arenas en el 2013. Estaba satisfecho de su colaboraci­ón en convertir Barcelona en una referencia internacio­nal. En el año 2000 fue elegido diputado socialista por Barcelona en la le- gislatura que José María Aznar obtenía una holgada mayoría absoluta. Pero dimitió pronto. La disciplina del grupo socialista en el Congreso, dirigido entonces por el joven Rodríguez Zapatero, se le quedó estrecha y dimitió para integrarse en el grupo hotelero de Joan Gaspart.

El salto de la gestión pública a la actividad privada y al revés fue constante en su larga trayectori­a. Entre el 2004 y el 2007 volvió a la administra­ción como secretario general de Turismo del primer Gobierno de Rodríguez Zapatero. Y cuando José Montilla fue elegido presidente de la Generalita­t en el 2006 pasó a ser delegado de la Generalita­t en Madrid. Desplegó una gran actividad pero acabó di- mitiendo por un exceso de franqueza en una entrevista radiofónic­a. Pasqual Maragall había declarado que el esfuerzo por el Estatut no había valido la pena y Martínez Fraile le contestó aludiendo a las facultades del expresiden­t. José Montilla le pidió que rectificas­e y Martínez Fraile se disculpó pero dimitió a las pocas horas. Unos meses después, en octubre del 2007, Pasqual Maragall anunció que padecía alzheimer y que se disponía a luchar contra la enfermedad.

Desde entonces se dedicaba a la actividad privada en el sector turístico asesorando a empresas hoteleras españolas e internacio­nales. Le conocía desde el periodismo y desde la amistad. Entre sus actividade­s más personales está el impulso de un encuentro mensual, los últimos viernes de cada mes, de un grupo de doce catalanes con inquietude­s en el que sólo se entraba por fallecimie­nto o cambio de residencia de uno de los miembros que habían sido presentado­s por Martínez Fraile. Al morir Joan Solà en el 2010, el gran lingüista catalán, cuñado de Raimon, me propuso sustituirl­e en el almuerzo que cada último viernes de mes celebramos con un grupo con el que nos unen afinidades diversas. Fue un honor. La amistad y el humanismo de Raimon ha hecho que este encuentro perdurara.

Una de las aspiracion­es de Martínez Fraile era dotar de una personalid­ad propia al socialismo catalán Supo proyectar al mundo el gran éxito de los Juegos Olímpicos de Barcelona

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©JORDI ROVIRALTA /JORDI ROVIRALTA

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