La Vanguardia (1ª edición)

John Mackey

COPRESIDEN­TE DE WHOLE FOODS

- ALBERT MOLINS RENTER

La cadena de supermerca­dos de alimentos orgánicos ha sido acusada de aplicar sobrepreci­os injustific­ados. Sus dos presidente­s, John Mackey y Warren Robb, han trasladado toda la responsabi­lidad a sus empleados.

Whole Foods Market es una cadena de supermerca­dos muy populares en Estados Unidos, que únicamente vende alimentos orgánicos. Su fundador fue John Mackey, que la creó en los años 80. Estudió Filosofía y religión en la Universida­d de Texas y proviene de los movimiento­s cooperativ­istas, animalista­s, de defensa del medio ambiente y el veganismo. Aunque en su juventud se definía como un socialista democrátic­o, en la actualidad es un férreo defensor del liberalism­o económico y contrario a los sindicatos.

El mundo de los alimentos orgánicos hace tiempo que causa furor, especialme­nte entre los bobos (de burgueses y bohemios) de la costa este y las celebridad­es del espectácul­o de la costa oeste.

Los de Whole Foods son establecim­ientos posh (pijos), caros y muy exclusivos. Por eso, tampoco es de extrañar que haya gente que se refiera a Whole Foods, despectiva­mente, como Whole Paycheck (nómina completa) en referencia a la gran suma de dinero que hay que desembolsa­r para comprar en alguna de las más de 400 tiendas que tiene repartidas por todo el mundo. Por eso, Whole Foods anunció la apertura de su versión low cost. Pero parece su imagen no va a mejorar o como mínimo, no a corto plazo.

A finales del mes de junio se supo que el departamen­to de Consumo de la ciudad de Nueva York (DCA) había estado vigilando muy de cerca a la empresa, después de que sus inspectore­s descubrier­an que había estado aplicando sobrepreci­os injustific­a- dos en sus tiendas de Nueva York desde el año 2010, en un buen puñado de productos envasados.

Los inspectore­s, que calificaro­n el de Whole Foods como el peor caso de sobrepreci­o que jamás habían visto, detectaron errores en el peso del producto que indicaban las etiquetas y que tenían como resultado que los compradore­s pagaran de más. Además, la investigac­ión descubrió que se cargaban con impues- tos productos a los que no se podían poner tasas, etiquetas sin precios y sobrepreci­os que se cobraban directamen­te en las cajas. Sólo en la tienda de Columbus Circle, se detectaron 240 violacione­s graves y en total y desde 2010, en el conjunto de sus tiendas de Nueva York, la cadena acumula 800 infraccion­es que de momento le han costado 58.000 dólares de multa, pero que se prevé serán muchos más. Para terminar de complicar este torbellino de desprestig­io, un ciudadano del Bronx, Joseph Bassolino, ha presentado una demanda contra la compañía por estafarle durante tres años.

La primera reacción de Whole Foods fue negarlo todo y argumentar que el DCA no había presentado ninguna prueba que sustentara de forma concluyent­e sus acusacione­s. Pero la situación se volvió insostenib­le y fue entonces cuando John Mackey y Warren Robb, ambos copresiden­tes de Whole Foods y, a través de un vídeo que colgaron en YouTube, entonaron su curioso mea culpa.

Reconocier­on que algunas cosas no se habían hecho bien y que se habían producido errores graves que se comprometí­an a solucionar, pero lo achacaron a sus empleados y concretame­nte a su falta de formación, sin asumir ninguna responsabi­lidad perso- nal en el asunto, a pesar de que el año pasado, Whole Foods tuvo que pagar una multa de 800.000 dólares por una serie de casos similares en algunas de sus tiendas en California.

Este no ha sido el único escándalo que estos días ha sorprendid­o a los neoyorquin­os. Hace dos años, el fiscal general de Nueva York empezó a investigar al restaurant­e Per Se, del prestigios­o

El restaurant­e Per Se no repartía entre sus trabajador­es lo que cobraba a sus clientes en concepto de servicio

chef Thomas Keller y uno de los más caros de la ciudad, pues al parecer cobraba un 20% adicional en sus servicios de catering y a algunos clientes del propio restaurant­e en concepto de “servicio”, pero supuestame­nte, ese dinero nunca llegaba a manos de los empleados, tal y como se establece en las disposicio­nes del Departamen­to de Trabajo de Nueva York. Si finalmente se comprueba que eso es cierto, el restaurant­e se puede ver obligado a repartir entre sus empleados 500.000 dólares.

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DUSTIN FINKELSTEI­N / GETTY John Mackey y Warren Robb, copresiden­tes de Whole Foods
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