Ucrania, lejos de la paz
Poroshenko presenta una reforma constitucional sin autonomía para los rebeldes, que responden convocando elecciones
El presidente ucraniano ha planteado una reforma constitucional que no recoge los acuerdos de descentralización pactados con los rebeldes en Minsk, lo que aleja un poco más la paz en Ucrania.
La guerra del este de Ucrania ha vuelto a dar muestras de convertirse en otro conflicto sin solución en el espacio exsoviético. Los acuerdos para buscar la paz, firmados en Minsk (Bielorrusia), llevan en vigor seis meses, pero tanto el Gobierno ucraniano como los rebeldes del Donbass insisten en cumplirlo a su manera, de espaldas al enemigo.
El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, ha enviado esta semana al Parlamento su propuesta para reformar la Constitución. Pero no ha atendido las demandas de los rebeldes prorrusos de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk (RPD) y Luhansk (RPL). Rusia, que apoya a las entidades rebeldes, ha expresado su “profunda preocupación” por esta decisión.
Los planes de descentralización del poder en Ucrania formaban parte del acuerdo de paz de Minsk. La propuesta de Poroshenko ofrece a las ciudades y sus asambleas regionales decidir sobre sus presupuestos y elegir a sus líderes políticos. Pero mantiene el poder del presidente sobre las regiones a través de la figura del prefecto. El mismo Poroshenko subrayó que no habrá autonomía para la RPD y la RPL.
Aceptar las aspiraciones rebeldes también supondría un riesgo político. “Expondría a la coalición presi- dencial a la crítica”, opina Anatoli Oktisiuk, del Centro de Estudios Políticos Internacionales de Kíev.
Pero Rusia exige que Ucrania aplique las reformas después de mantener negociaciones directas con los separatistas. La preparación de estas leyes, “sin tener en cuenta las opiniones de los representantes del Donbass, no cumple los acuerdos de Minsk”, dijo ayer el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
Rusia siempre ha apostado por la federalización para acabar con una guerra de 15 meses que ha dejado ya más de 6.500 muertos. El objetivo real de Moscú es mantener la influencia sobre estos territorios. Con un estatus de autonomía, Donetsk y Luhansk serían libres de aplicar su propia política económica y diplomática. En Kíev, además, creen que una vez concedida la autonomía sería muy complicado dar marcha atrás, y temen que Moscú utilizase esa situación para evitar que Ucrania se acerque a la UE y a la OTAN.
Poroshenko dijo que su propuesta “marca una diferencia respecto a nuestros vecinos postsoviéticos”. Sin referirse a ningún país, dijo en la capital ucraniana, Kíev, que “un verdadero autogobierno es imposible en un estado autoritario”.
Los líderes de la RPD y la RPL, Alexánder Zajárchenko e Ígor Plot-
Moscú acusa a Kíev de “no cumplir los acuerdos de Minsk” al no consultar con los rebeldes
nitski, se quejaron de que los cambios en la Constitución no se los consultaron. A la iniciativa del presidente ucraniano, respondieron convocando elecciones locales para el próximo 18 de octubre, en las que no participarán los órganos electorales de Ucrania.
De esta forma, los rebeldes prorrusos también se niegan a consultar la celebración de elecciones con Kíev, como se recoge en los acuerdos de Minsk. Poroshenko calificó la iniciativa como “ilegal”.
“Ambas partes están demostrando que no tienen disposición a jugar según las normas del adversario. La pregunta es quién perderá antes los nervios”, apunta el politólogo Alexéi Chesnakov. El ficticio alto el fuego del Donbass, que se incumple casi a diario, ha frenado una guerra a gran escala. Pero la situación podría volver a calentarse.
Vladímir Gorbulin, académico y exsecretario del Consejo de Seguridad de Ucrania, dibujó hace un mes en un artículo cinco escenarios posibles a partir de ahora: guerra total entre Ucrania y Rusia, que veía poco probable; renunciar a recuperar el Donbass, pero dándole la espalda; reconocer la independencia del Donbass y renunciar a recuperar la península de Crimea, lo que sería “un suicidio histórico y un sinsentido político”; convertir el Donbass en un conflicto congelado como Abjasia y Osetia del Sur, algo que, apunta Gorbulin, podría interesar a Rusia y a parte de la UE; y, finalmente, mantener la situación actual de “ni guerra ni paz”.