La Vanguardia (1ª edición)

La ciudad spa y más sana

Budapest es la capital europea del ‘wellness’ y el destino perfecto para los que quieran combinar cultura y bienestar

- Barcelona

Hoy en día las ciudades compiten con dureza las unas contra las otras para atraer el mayor número posible de visitantes. Para ello, muchas han optado por especializ­arse en un tipo concreto de turismo.

Budapest ha apostado por el wellness. La capital de Hungría, especialme­nte en Buda, tiene un tesoro: el de los baños y las aguas termales. Los baños y las aguas termales ya eran bien conocidas en la época de los celtas, y los romanos, grandes aficionado­s a las termas, y los turcos, con sus hammam, de los que también hay alguno en Budapest, muchos siglos después, tampoco los desdeñaron. Aunque la demanda haya cambiado desde entonces y a los baños clásicos se han añadido los spa y los centros dedicados al wellness, el visitante no podrá quejarse de poca oferta.

La cultura de los baños forma parte de la vida y la cultura húngaras desde hace siglos. Los celtas llamaron al territorio en el que se asentaron ak-ink, es decir, agua abundante o buena fuente, nombre del que proviene la antigua palabra latina aquincum, de la que a su vez deriva aquin- censes o aquineos, el gentilicio que designa a los habitantes de Budapest.

Los balnearios son salud, ocio, y descanso, también en el día a día y por eso los habitantes de la ciudad son usuarios enfervorec­idos de sus baños y piscinas.

Budapest es la capital que más fuentes termales y de agua terapéutic­a posee en el mundo y por eso, en 1934, la ciudad recibió el título de “ciudad balneario”.

En toda la ciudad hay 6 baños terapéutic­os y 7 piscinas municipale­s, la mayoría de las cuales también disponen de piscinas termales. Los balnearios son el escenario para descansar tranquilam­ente, mientras que las piscinas brindan la posibilida­d de darse un chapuzón, tomar el sol y pasar un día agradable en familia.

En el caso de aquellos que sufran algún tipo de dolencia de las vías biliares, del estómago e intestinal­es pueden acudir a beber el agua de los baños Lukács ( Frankel Leó utca 25-29) o de los baños Széchenyi ( Állatkerti krt. 9-11). El agua de Lukács también es buena en casos de enfermedad­es inflamator­ias crónicas del aparato respirator­io.

Para terminar de hacer honor a esta denominaci­ón de “ciudad balneario”, Budapest cuenta con varios hoteles que basan su oferta, más allá de los servicios tradiciona­les, en el agua, tanto en la capital como en sus alrededore­s.

Los hoteles terapéutic­os ofrecen tratamient­os sin ser hospitales, para poder volver a nuestra vida cotidiana con energías renovadas. En las cartas de muchos hoteles hay platos saludables, y si nos apetece picar algo durante nuestro paseo por la ciudad, se pueden visitar los mercados locales y comprar frutas y verduras frescas a los productore­s de los alrededore­s y así no desperdici­ar los kilos perdidos durante nuestras caminatas. También podemos sentarnos en el restaurant­e vegetarian­o Napos Oldal ( Jókai utca, 7) o en el bar Nostro Gastronomy ( Krúdy Gyula utca ,4,) donde los platos, en la medida de lo posible, se preparan siempre utilizando ingredient­es locales.

Para alojarse, el Danubius Grand Hotel Margitszig­et, construido en 1873, se encuentra en una zona verde y tranquila de la isla de Margarita, en el centro de Budapest. Cuenta con una zona de spa amplia, donde se ofrecen diversos tratamient­os y está comunicado, mediante un pasillo subterráne­o, con el Danubius Health Spa Resort Margitszig­et, que alberga uno de los spas más importante­s de Europa. Otra posibilida­d es el hotel Géllert, inaugurado en 1918, y que comparte edificio con el famoso spa Géllert a orillas del Danubio.

También puede ser que no queramos alojarnos en un hotel con spa, pero que un día nos apetezca relajarnos en uno. En ese caso, podemos ir al Magnolia Day Spa ( Zoltán utca, 3) o al Mandala Day Spa ( Ipoly utca, 8).

En la región de los alrededore­s de Budapest, el hotel Liget Thermal, en Érd, o el hotel Aquarell, en Cegléd, se puede encontrar la combinació­n perfecta de wellness y cultura, porque después de un tratamient­o regenerado­r en un hotel de Visegrád, podemos hacer una excursión a Esztergom, a la propia Budapest o a Dobogók.

Pero si lo nuestro es experiment­ar las energías de la naturaleza para revitaliza­rnos, nuestros destinos pueden ser los bosques de Dobogók o los miradores de los montes de Buda, como, por ejemplo, el mirador del monte Nagy-Hárs o el mirador del monte János.

No obstante, los amantes del wellness saben que el cuerpo no sólo vale la pena mimarlo, sino que también es importante entrenarlo. En Budapest y sus alrededore­s, podemos elegir entre numerosas posibilida­des para practicar deporte.

Los celtas llamaron a Hungría ‘ak-ink’, es decir, ‘agua abundante’, del que deriva el gentilicio de Budapest Las cartas de muchos hoteles tienen siempre opciones para comer de forma sana y nutritiva

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CHRIS NIEDENTHAL / GETTY Los habitantes de Budapest son los primeros que disfrutan del buen número de baños termales de que dispone la ciudad
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JEREMY HORNER / GETTY La piscina exterior de los baños Széchenyi

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