TENER FAMILIA NO ES DELITO
No es Estados Unidos un país sospechoso de cultura del enchufe y tiene grandes dinastías políticas –los Kennedy, los Bush, los Clinton– avaladas por el voto de una ciudadanía especialmente exigente a la hora de determinar quién cobra de sus impuestos.
La cultura norteamericana concede más importancia al mérito de cada uno, con independencia de parentescos, etnias o géneros. Y exigen al pariente que demuestre su capacidad bajo criterios más severos pero no lo descartan per se. Hilan fino con los parentescos...
El problema no es contratar a un marido, a un cuñado, a un amiguete. El problema es contratar a un marido inepto, a un cuñado gandul o a un amiguete informal.
Las empresas familiares son un ejemplo. Cuando funcionan, resultan imbatibles en muchos aspectos. Y toda empresa familiar con décadas es una demostración de que los vínculos familiares no son una carga sino un plus. ¿Quién mejor que un familiar o un buen amigo para un cargo de confianza?
Ya sé que los tiros van por otra parte. Hay una corriente social en España que ha llegado para asear el mundo con mucho entusiasmo y demasiado moralina. ¡Ay la superioridad moral! No hay bumerán más perfecto.
Yo no veo nada malo en que la alcaldesa Colau contrate a su marido si está convencida de que posee el perfil profesional idóneo. Por supuesto, tendrá que demostrar un plus de competencia. Es lo que hay cuando se presume de cualidades morales superiores y se hace de la regeneración bandera. Y si nuestro hombre vale, asunto zanjado.