Contra el despilfarro
La peruana María José Jordán, el noruego Christian André Pettersen y el irlandés Mark Moriaty fueron los finalistas de la primera edición del Mejor Cocinero Joven del Mundo San Pellegrino que se disputó el viernes de la semana pasada en Milán y en el que Moriaty se proclamó ganador. Allí estaban, para hacer de jurado, Joan Roca, Grant Achatz, Gastón Acurio o Massimo Bottura, entre otros superchefs.
El italiano, probablemente uno de los tipos más expresivos de la alta cocina, estaba pletórico. No sólo porque jugaba en casa o por el reciente segundo puesto que desde el mes pasado ocupa en la lista de The 50 World Best Restaurants. El motivo lo dejó claro cuando, nada más conocer el nombre del ganador, lo primero que hizo fue invitarlo a cocinar en un lugar muy especial: el Refettorio Ambrosiano. “Estos chicos tienen talento. Pero el día que entiendan que la implicación con el paisaje y con las personas que nos rodean es lo que de verdad importa, sus platos serán aún mejores”. Él lo ha descubierto impulsando el Refettorio, comedor social en el que ha convertido un viejo teatro del barrio milanés del Greco y al que ha invitado a cocinar a sus colegas. Por sus fogones han pasado o pronto lo harán Acurio, Ducasse, Atala, Aduriz, Roca o Adrià. Son sólo algunos de quienes visitarán ese bellísimo espacio, en el que han colaborado reconocidos artistas, donde sirven a diario cenas a personas que no tienen qué comer y que preparan con los alimentos sobrantes de la Expo que acoge la ciudad.
“Alimentar el planeta, energía para la vida” es el lema de la Expo. Un reto ambicioso para el que hay que buscar soluciones ambiciosas. Y también pequeñas iniciativas basadas en algo tan sensato como evitar el despilfarro de alimentos.