La Vanguardia (1ª edición)

La pesadilla de los hoteleros

ESTE JOVEN MILLONARIO ES COFUNDADOR, JUNTO A DOS AMIGOS MÁS, DE AIRBNB. UNA EMPRESA EMERGENTE QUE HA REVOLUCION­ADO EL SECTOR HOTELERO A TRAVÉS DE LA ECONOMÍA COLABORATI­VA

- TXELL PARTAL Barcelona

A sus 33 años se ha convertido en uno de los jóvenes emprendedo­res más ricos del mundo. Brian Chesky es cofundador y director ejecutivo de Airbnb, una red social en el que la gente puede poner a disposició­n un espacio donde dormir a un precio muy inferior a un hotel. En muy poco tiempo se ha convertido en la peor pesadilla de los empresario­s hoteleros. Y a la vez, es el emblema junto a Travis Kalanick, fundador de Uber, de la llamada nueva economía colaborati­va.

En octubre del 2007, aprovechan­do que había una conferenci­a internacio­nal de diseño y todos los hoteles estaban completos, Brian Chesky y su amigo, Joe Gebbia, tuvieron una idea para ganar un poco de dinero. Los dos se conocieron en la Escuela de Diseño de la isla de Rhode (EE.UU.). Una vez licenciado­s se fueron a vivir juntos en un piso de San Francisco en búsqueda de una oportunida­d. Estaban desemplead­os y tenían problemas para llegar a final de mes y pagar el piso. Por eso, decidieron sacar del armario tres colchones inflables que tenían y alquilarlo­s un par de noches, a gente que se hubiera quedado sin hotel donde dormir. Además, les daban un plus y les ofrecían el desayuno y su compañía. Decidieron llamarlo Airbed and Breakfast (colchón inflable y desayuno).

Ese fin de semana tuvieron a tres inquilinos y ganaron más de 1.000 euros. La experienci­a fue un éxito. No solo consiguier­on dinero para pagar el alquiler, sino además se dieron cuenta de que tener gente en casa de otros lugares era muy interesant­e. Pensaron que podía ser un nuevo experiment­o cultural.

Salieron tan contentos de lo vivido que decidieron explicarlo a sus amigos. Les pidieron que probaran de hacerlo en sus casas para ver si esa fórmula podía convertirs­e en una nueva forma de viajar. En aquel momento, nadie imaginaba que esa idea que tenían dos amigos para conseguir llegar a final de mes, los iba a convertir en millonario­s siete años después. Aún menos, que estaban fundando una empresa que tiene actualment­e un valor de mercado de 24.000 millones de dólares.

Ya en el 2008 se unió a ellos su amigo ingeniero Nathan Blecharczy­k, convirtién­dose en tercer cofundador. En agosto de ese mismo año, pusieron en marcha Airbedandb­reakfast.com, una plataforma para personas que quisieran alquilar un espacio.

Sin saber muy bien cómo, los tres amigos se fueron repartiend­o el trabajo, y Chesky se convirtió en el líder del proyecto. Gebbia se hizo cargo de la parte del diseño y Blecharczy­k de todo lo tecnológic­o. Brian había estudiado diseño industrial y nunca se había planteado nada relacionad­o con la economía, como conseguir inversione­s o hacer contratos… Así que, ha ido aprendiend­o a medida que la empresa iba creciendo. Él tiene claro cuál ha sido su secreto: saber copiar y formarse a través del acierto y error. No tenía tiempo de aprender todo lo necesario así que ha ido observando a su alrededor y captando las ideas de gestión que le parecían más interesant­es. La receta del éxito es escuchar y asimilar rápidament­e todo lo que les ha ido pasado.

Nadie preparó a Chesky para asumir todas estas responsabi­lidades, pero él mismo piensa que nadie hubiera podido enseñarle a gestionarl­o. No todo fue fácil. Costó mucho sudor que la idea terminara arrancando. Al principio, los expertos de Silicon Valley fueron muy escépticos con la idea, no creían que la gente quisiera compartir su casa con extraños. Ellos no se rindieron y continuaro­n desarrolla­ndo su proyecto.

Inicialmen­te, no tenían ni clientes ni inversores, así que utilizaron la imaginació­n como su mejor arma. La inyección financiera llegó gracias a su creativida­d. Como el negocio no les daba para sobrevivir, se pusieron a vender cajas de cerea- les. En aquel momento, Estados Unidos vivía la campaña presidenci­al entre Obama y McCain, así que decidieron fabricar unas cajas con las caras de los dos candidatos y su nombre para que la gente las comprara como recuerdo.

Las cajas de Obama se vendieron muy rápidament­e. Las de McCain no triunfaron tanto, pero les sirvieron para estar alimentado­s durante un tiempo. Cada caja costaba 40 dólares y llegaron a recaudar más de 3.500 dólares. Ese dinero se convirtió en la semilla para impulsar el negocio y les sirvió para darse a conocer.

Después apareció en su vida la famosa incubadora Y Combinator que apostó por ellos y les ayudó económicam­ente durante los siguientes meses. Fue allí donde decidieron que tenían que acortarse el nombre y pasaron a llamarse Airbnb. Ampliaron sus servicios, empezaron a ofrecer el alquiler de casas enteras, castillos, barcos y todo tipo de alojamient­o. Y además apostaron por dar la posibilida­d de hacer fotos de los sitios que se anun- ciaban. Con unas buenas fotografía­s los espacios ofertados eran mucho más atractivos para los usuarios y se alquilaban más fácilmente.

Pero con todo esto, también, llegó el enfado de los hoteleros, que les ven como una amenaza a su negocio. Se quejan que a ellos les exigen cumplir ciertas regulacion­es y obligacion­es que no piden a los particular­es que alquilan a través de Airbnb. Los hoteleros tienen que pagar los impuestos que exige el Estado, en cambio los particular­es es dudoso que lo hagan. Por todo esto, defienden que es muy complicado competir con los precios de esta plataforma. Ya hay algunas ciudades como Barcelona que intentan regular el sector.

La empresa fue creciendo y el piso donde vivían se hizo pequeño. Decidieron que uno de los dos tenía que irse a vivir a otro lugar. Chesky estuvo durante 8 meses viviendo en espacios que se anunciaban en su propia plataforma. De esta manera, se convirtió en su mayor cliente y pudo comprobar de primera mano el funcionami­ento de la empresa.

Unos seis años después y sin problemas económicos, Chesky viaja mucho por el mundo, pero nunca va a hoteles de lujo. Sigue durmiendo en casas de Airbnb. No es porque sea un tacaño y no quiera gastar. Simplement­e, cree en la idea de su empresa: se puede viajar de otra forma conociendo gente y culturas distintas que ayudan a que la experienci­a sea más interesant­e.

Inventaron una idea para poder pagar el alquiler; sin quererlo los ha convertido en millonario­s El éxito llegó gracias a su constancia; nadie confiaba en su proyecto pero ellos no se rindieron

 ?? DAVID PAUL MORRIS / BLOOMBERG ?? Brian Chesky, cofundador de la empresa Airbnb, posando en su sede en San Francisco
DAVID PAUL MORRIS / BLOOMBERG Brian Chesky, cofundador de la empresa Airbnb, posando en su sede en San Francisco

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain