Zeus en el corralito
Tatiana de Grecia se mantiene silenciosa y cauta y se dedica a actividades de beneficencia El primer ministro griego parece amortizado y Varoufakis busca su lugar entre la ‘intelligentsia’ pop
Según cuenta el mito, Atenea pasó a ser la protectora de la hoy capital griega tras su disputa con Poseidón. La realpolitik hace hoy que Tsipras esté a punto de perderla en su guerra contra la austeridad, que ha situado al país al borde del precipicio, como los monasterios de Meteora. En juego está el divorcio con Europa en el mismísimo ombligo de la civilización occidental. No en vano, el país heleno ha sido desde su independencia uno de los terrenos de juego de la política europea, y sino que se lo pregunten a Merkel, Juncker y compañía.
La tragedia clásica, tal y como la desarrollaron Esquilo, Sófocles y Eurípides, tiene un argumento tan adictivo como universal: la caída de los poderosos, que entretiene y alecciona igual hoy que hace más de veinte siglos. Pero la tragedia del corralito con la que se han despertado esta semana los griegos parece desafiar esta fórmula de éxito. Ojerosos, cabizbajos, con la virilidad amarilleando, los de Syriza se han marchitado como flor de un día. Ese gobierno de machos alfa sin corbata que emergió como un anuncio de Cortefiel, aunque su propósito, ha quedado demostrado, se acercase más a los desafiantes tipos de Tarantino que juegan a la ruleta rusa: si sale el sí, adiós al populismo de nuevo cuño. El primer ministro griego parece amortizado, mientras que el fenómeno Varoufakis busca su lugar entre la intelligentsia pop. El griego que más papel ha ocupado desde Onassis y Demis Roussos in-
cluso ha aprovechado para publicar nuevo libro, rebajando el tono: Economía sin corbata. Conversaciones
con mi hija (Destino). La debacle afecta muy distintamente a los royals griegos, ya sean el patriarca Constantino y su mujer, Ana María, o los herederos Nicolás y Tatiana Blatnik. Hace un par de años, la familia real (de origen escandinavo), en busca de acabar de una vez por todas con el resentimiento popular hacía ellos, se deshizo de la mayoría de sus propiedades en Reino Unido. Volvieron a casa, con épica de Oscar de la Renta, para instalarse en la balnearia Porto Jeli. Nicolás y Tatiana, jóvenes y activos, él tan gentleman con alpargatas, ella chica Telva, tienen como ocupación la beneficencia: asistir a cenas y galas para recaudar fondos para la Desmos Foundation o la Fundación Elpida, apadrinar Babyfeat –para ayudar a madres desfavorecidas–, e incluso han promocionado los tejidos de las artesanas de Epiro. Pero, a día de hoy, se mantienen silenciosos y cautos, dos condiciones muy aristócratas. Ni los más expuestos en redes sociales, como Marie-Chantal Miller, esposa de Pablo, han encontrado tiempo para acusar el golpe sufrido por el país. El corralito no va con ellos . “La existencia, proclama la visión griega, es un tormento, un enemigo, una aventura y una broma en la que todos participamos por igual”, dejó escrito Patrick Leigh Fermor, viajero y escritor, amante combatiente de Grecia. Tormento y broma, los dos polos opuestos de la tragedia.