“Ya nos ven con otros ojos”
Los iraníes empiezan a sentirse aliviados después de años de estrecheces económicas y aislamiento
ETeherán. Corresponsal ste es un peso que han quitado de la espalda de la gente”, aseguraba ayer Mehdi, un funcionario de 33 años que había buscado refugio en uno de los pequeños supermercados del centro de Teherán para seguir en televisión la rueda de prensa que daban en Viena la representante de la política exterior europea, Federica Mogherini, y el ministro de Exteriores, Mohamed Javad Zarif.
“La gente ha vivido bajo gran presión estos años. Era necesario que llegara una noticia como es- ta”, aseguraba Mehdi, cuyas afirmaciones eran reforzadas por el dueño del supermercado, Jalal, que no ocultaba su simpatía por el área más conservadora del régimen. “Yo lo celebro por la economía, pues hemos pasado momentos duros y la inflación ha sido fuerte. Pero a mí no me digan qué tengo que celebrar. Que celebren los norteamericanos”, aseguraba este hombre de 45 años que no perdía de vista el televisor donde minutos más tarde apareció el presidente Hasan Rohani.
“Este es el día más importante en los últimos doce años”, dijo el presidente, que explicó uno a uno los puntos del acuerdo en un intento anticipado de calmar las críticas de los radicales. “Hoy es el día en que todos los grandes poderes han anunciado que todas las sanciones serán levantadas, todas las resoluciones crueles serán canceladas y se comenzarán relaciones normales con Irán”, siguió Rohani, elegido en el 2013 por mayoría con la promesa de sacar adelante las negociaciones. Por eso fue claro al decir que aceptaba las críticas pero que no dejaría que se arruinara la esperanza. “Tiene razón. Este acuerdo tendrá un efecto total en nuestras vidas”, argumentaba Mehdi, que llamaba la atención sobre los opositores del acuerdo: “No se quedarán callados”.
“Tendremos que estudiarlo y mirar que no tiene ninguna fisura que sea negativa para la seguridad de Irán”, decía ayer el parlamentario Abbas Mansouri, miembro de la comisión de Exteriores y que tendrá a su cargo el estudio del acuerdo. Mansouri explicaba que, como en EE.UU., también tendrá que ser aprobado por varias instancias. Por encima de todo está la opinión del líder supremo, Ali Jamenei, que fue quien trazó las líneas rojas para el equipo negociador en Viena. “Es fundamental que se levanten las sanciones, se permita la investigación y desarrollo en tecnología nuclear, que no haya inspecciones más allá de lo permitido por el tratado de No Prolifera- ción y que las plantas sigan funcionando”, decía Mansouri, quien detalló que el acuerdo sería analizado primero por el Consejo de Seguridad Nacional y trasladado al Parlamento para su aprobación.
Muchos analistas prevén que ese debate se convierta en un debate político. El acuerdo, temen los más radicales, le dará impulso al sector reformista de cara a las elecciones parlamentarias de fe-
Rohani afirma que aceptará las críticas de los radicales al acuerdo, pero no dejará que se arruine la esperanza
brero próximo. “Mi pregunta es si la gente sabrá separar las dos cosas, porque nosotros los principalistas –los conservadores– siempre hemos sabido hacerlo”, añadía el parlamentario Ahmad Tavakoli, asegurando que un grupo de los suyos eran socios del Gobierno en el acuerdo.
Al caer la noche, cuando la población rompía el ayuno del Ramadán, se empezaban a ver los efectos del acuerdo. Ali, un hombre de 35 años que se gana la vida como conductor de moto, aseguraba que Rohani y Zarif tendrían su apoyo de ahora en adelante. “Lo más importante es que ya no somos enemigos del mundo, ya nos ven con otros ojos. Desde ahora podremos importar y exportar sin problemas y la gente vendrá a Irán”, decía.
La misma posición era compartida por Zahra, de 72 años, que había salido con su nieto a dar una vuelta. “Yo nunca creí que después de la Revolución Islámica el país fuera a vivir un momento como el de hoy. Esto era imposible años atrás”, concluía, mientras un par de coches pitaban en señal de celebración.